Wikileaks: mentiras y maldad del poder

A través de las nuevas tecnologías financiadas por donantes anónimos, la inscripción de datos y el uso de la internet se ha producido uno de los mayores cambios en la historia reciente de la comunicación, dejando al desnudo la vergonzosa evidencia del poder ilimitado y corrupto de los Estados Unidos y de algunos de sus estados a latere.

Wikileaks ha dado libre acceso a la sociedad en general a informaciones escritas que sólo pertenecían a los operadores del poder fáctico global y ha regalado a la humanidad los mecanismos reales de como funciona el poder en el mundo. Cualquiera que sea el resultado de este evento, la sociedad generará nuevas normatividades que se aplicarán contra la corrupción, la mentira y el secretismo que agobia a la humanidad.

Lo que realizó Wikileaks no es un delito, como procuran hacerlo aparecer las potencias cuyos malignos secretos fueron descubiertos, pero la verdad y limpieza de estas operaciones no dan cabida a las amenazas legales, ya que su mayor delito es una limpia aspiración a la transparencia total en las acciones y mecanismos de la política internacional.

Son muchos las personalidades de la hipermedia como Sir Bernes-Lee que convocan a mantener a la web como un bien común, abierto, democrático y sin propietarios, exactamente igual a la libertad de prensa. El mundo ha cambiado desde que el poder está en manos de todas las personas que pueden acceder libremente a la información real y formar su propia visión de la realidad.

La reacción paranoica de los Estados Unidos y de otros gobiernos contra wikileaks redundará en un cambio radical en la comunicación política, no tanto porque se revelen secretos o chismes al interior de los sistemas políticos, sino porque es una acción que está fuera de control en los gobiernos de las naciones más poderosas.

Esta actividad de filtración de datos confidenciales de los gobiernos se iniciaron con el periodismo de investigación desde hace varias décadas y estas acciones siempre han sido protegidas por el derecho a la libertad de prensa a nivel internacional. No obstante, en el caso de Wikileaks no existe forma de intimidar a los informantes, ya que este medio de comunicación no está en manos de empresarios o de grupos políticos que sean susceptibles a presiones cuando generan informaciones comprometedoras, además de que está protegido por el principio constitucional de la libertad de expresión.

El problema fundamental de las revelaciones de comunicaciones secretas corresponde a la ocultación de planes de guerra a los ciudadanos, ya que finalmente son ellos quiénes las financian con los impuestos. No hay duda de que todos estos informes secretos serían publicados por la prensa y el medio televisivo si no lo prohibieran los gobiernos con amenazas a los propietarios de los medios masivos de información.

Lo que plantea este fenómeno de Wikileaks es el control de los gobiernos sobre sus propias filtraciones y sobre su probable difusión a través de medios masivos que escapan a la censura. Al grado de que se ha producido una reacción sin precedentes en los Estados Unidos, dónde los líderes republicanos han convocado al asesinato de Assange y han generado una alarma mundial, no sólo en las naciones poderosas, sino que el temor ha cundido desde Putin y Chávez hasta Berlusconi y Zapatero. Con la honrosa excepción de Lula en Brasil.

Resulta risible la justicia sueca cuando considera la posibilidad de armarle una especie de juicio a Julián Assange porque en pleno acto sexual consentido con una amiga se rompió el condón, sin que Assange pudiera o quisiera suspender el acto sexual, por lo que pudiera acusársele de una forma de violación, no muy grave, ya que al día siguiente su potencial acusadora le organizó una fiesta de despedida en su casa con gran cantidad de invitados.

Es obvio que con las indiscreciones de Wikileaks no está en juego la seguridad de los estados, lo que realmente crea el debate es el derecho de los ciudadanos a saber lo que piensan y hacen sus gobernantes, además de mantener la libertad de información en la era de Internet. Ahora mismo se vuelven contra sí misma las palabras de Hilary Clinton, quién apenas unos días antes de la fuga de información decía: ‘Internet es la infraestructura icónica de nuestra era….Tal como sucedía en las dictaduras del pasado, hay gobiernos que amenazan a los que piensan de forma independiente, utilizando estos nuevos instrumentos’.

La clave radica en que los gobiernos puedan espiar sin control alguno a sus ciudadanos o que esa operación constituya un delito. Porque en los hechos, los ciudadanos no tienen derecho a toda la información secreta de sus representantes sino de versiones censuradas. Pero pronto se verá quién gana el debate.

Lo que se percibe en el futuro no será una guerra entre los estados, sino entre éstos y los cibernautas de la sociedad civil. De ahora en adelante los gobiernos nunca podrán garantizar la secrecía de sus manejos internos y externos, mientras hayan nuevas generaciones de wikileaks.

Al margen de esta historia de Julián Assange surgen otras conclusiones muy importantes y reveladoras, como que Wikileaks ya era inevitable al existir una plataforma global de publicación y acceso a la información sin tener que pasar por los editores de Internet; ya se necesitaba este evento para atacar los métodos oscuros e impunes con los que se planea la guerra, la diplomacia y la política exterior desde los tiempos de la Guerra Fría; Wikileaks no sustituye al periodismo, sino que lo impulsa a investigar y evaluar los documentos que filtra; la actividad de wikileaks no se funda en el altruismo, sino que es una actividad política por excelencia haciendo la guerra a los gobiernos que operan en la sombra; la red permite argumentos para ambas partes; de hecho es ya un meme que seguirá en la sociedad por muchos años más.

Otras consecuencias de este fenómeno de filtraciones de wikileaks serán los cambios que producirá en la gestión de la información confidencial al intentar destruir los poderes ocultos de los gobiernos en lo militar y lo diplomático por ahora, pero pronto trascenderá al ámbito financiero, de empresas aseguradoras, de farmacéuticas y de muchas operaciones donde se impone la secrecía. También se desarrollarán nuevos métodos para garantizar el secreto de las comunicaciones y nuevas prácticas para la gestión de la información militar, diplomática y corporativa. Una vez descartada la guerra como solución a las disputas internacionales solo quedará la diplomacia pura.

Pero como no es posible una diplomacia efectiva sin confidencialidad seguirán sin duda los secretos y los wikileaks, pero se reducirá en forma considerable la impunidad en los asuntos secretos de los gobierno.

(Imagen tomada de Internet / Derechos reservados por el autor)