Reseña de “Monterrey Laico 1950” de Alfonso Elizondo.

“Monterrey Laico 1950” de Alfonso Elizondo presenta un análisis profundo y conmovedor sobre la educación, la identidad cultural y la influencia política en Monterrey durante la década de los cincuenta. A través de la figura central del profesor Sigifredo H. Rodríguez y su establecimiento del Colegio Justo Sierra, Elizondo nos sumerge en un microcosmos que refleja las tensiones y contradicciones de la sociedad mexicana de mediados del siglo XX, particularmente en relación con el laicismo, el nacionalismo y la influencia estadounidense.

El colegio, creado con la intención de ser una “república escolar” y promover una educación laica y republicana, se convierte en el escenario donde se entrelazan las visiones ideológicas de su fundador. Rodríguez, descrito como un autodidacta apasionado por la literatura española y los ideales juaristas, personifica la complejidad del pensamiento liberal mexicano, mostrando cómo los ideales de libertad y democracia se enfrentan a menudo con la realidad política y cultural del país.

La narrativa destaca la paradoja de celebrar un ferviente nacionalismo mexicano mientras se admiran y adoptan aspectos de la cultura y política estadounidense. Esta dicotomía se evidencía en la conmemoración del tratado de Guadalupe Hidalgo como un día de luto nacional en el colegio, contrapuesto a la enseñanza del inglés desde los primeros años escolares y las vacaciones anuales del director en Estados Unidos. Estos elementos ilustran la complejidad de la identidad mexicana, atrapada entre el respeto por su historia y soberanía, y la fascinación o incluso idolatría hacia los Estados Unidos, una potencia cultural y económica dominante.

El personaje de Adrián, alumno del colegio, representa la juventud en busca de orientación ideológica y claridad moral en un mundo lleno de contradicciones. Su proceso de maduración y aprendizaje refleja el dilema de muchos jóvenes mexicanos de la época: cómo reconciliar el orgullo nacional y los valores laicos con la influencia abrumadora de la cultura y política extranjera, particularmente la estadounidense.

El ensayo no solo critica la dicotomía cultural y política de Monterrey y, por extensión, de México, sino que también celebra la posibilidad de un entendimiento más profundo y matizado de la identidad nacional. La educación, aunque impregnada de contradicciones, emerge como una herramienta poderosa para el cuestionamiento y la reflexión crítica sobre estos temas.

“Monterrey Laico 1950” es un testimonio de la lucha constante por definir la identidad mexicana en un contexto de influencias externas poderosas. Elizondo logra capturar con maestría la esencia de esta lucha, ofreciendo una visión que, aunque enraizada en el pasado, sigue siendo relevante para las discusiones contemporáneas sobre la globalización, el nacionalismo y la educación. En última instancia, la obra de Elizondo es un llamado a examinar críticamente nuestras raíces y los valores que elegimos transmitir a las futuras generaciones, recordándonos que la identidad es un tejido complejo de historias, culturas y políticas en constante evolución.
Liga al artículo reseñado: https://sesgo.org/monterrey-laico-1950/