Existe una historia de dolor en toda Latinoamérica debido a las dictaduras de corte militar que ha habido. Desde Augusto Pinochet en Chile, Jorge Videla en Argentina, Castelo Branco en Brasil, Velazco Alvarado en Perú y muchos más.
El pasado 10 de noviembre, Williams Kaliman, el comandante de las fuerzas armadas de Bolivia forzó la renuncia del presidente Evo Morales y ahora está en México con asilo diplomático.
Este mes, Jair Bolsonaro, el primer presidente exmilitar de Brasil en casi tres décadas asumió el cargo a donde asistió el general Eduardo Villas Duas, quién fue invitado por Bolsonaro a formar parte de su equipo de seguridad. De modo que de los 22 miembros de su gabinete 16 son exmiembros de las fuerzas armadas. Pero Bolsonaro no acepta describir al período de gobierno militar de 1964-1985 como una dictadura.
En México, su actual presidente López Obrador ha modificado la Constitución para otorgar mayores poderes policiales a las fuerzas armadas al crear una Guardia Nacional formada por miembros del ejército, la marina y la policía federal.
AMLO sigue en la tradición de la izquierda latinoamericana de usar al ejército para objetivos sociales, como la construcción de un aeropuerto o ayudar a Pemex (la empresa nacional que extrae petróleo) en lugar de centrarse en la guerra dice Even Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Instituto Carlisle de Estudios Estratégicos del US Army War College en Pennsylvania.