Además de una mayor participación militar en las dos economías más grandes de Latinoamérica, Brasil y México sigue en el camino Venezuela donde el personal militar maneja todo. La tendencia a la remilitarización se constata en diversos grados en toda la región. En Ecuador, Chile o Bolivia se da un uso muy claro a los militares para reprimir protestas y criminalizar a la sociedad civil.
Contrario a lo que sucede en otras partes del mundo, los ejércitos de Latinoamérica siguen enfocados en la solución de conflictos internos. De acuerdo al Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en Latinoamérica todavía hay varias fuerzas armadas regionales que permanecen activas.
En países como Brasil, Colombia y México que son los ejércitos más grandes de Latinoamérica, los conflictos internos con la delincuencia común, los narcotraficantes y el crimen organizado son ahora mismo el objetivo principal de las fuerzas armadas.
El ejército más grande de la región es el de Brasil con 334,500 efectivos, de los cuáles 138,000 forman el ejército, 69,000 la marina y 67,500 la fuerza aérea. No obstante ser el ejército más grande de la región, su proporción con respecto a la población es de un soldado por cada 1,000 habitantes, mientras que el de Colombia es de 6 por cada 1,000.
Colombia es el segundo país de Latinoamérica con más militares, ya que tiene 293,000 activos y están enfrascados en combatir la contrainsurgencia y el narcotráfico, mientras que su milicia cuenta con 223,150 soldados, la marina y la fuerza aérea tienen 56,400 y 13,650 respectivamente.
El tercer lugar regional en materia militar es México. En las últimas décadas ha ampliado y modernizado sus capacidades de seguridad interna, debido al enfrentamiento entre el Estado, el crimen organizado y los narcotraficantes. México tiene 208,350 soldados en el ejército, 60,300 en la marina y 8,500 en la fuerza aérea.