1.- No basta la libertad política, sino que también es preciso plantear la identidad cultural.
2.- No basta con el reconocimiento de otras culturas, ya que es necesario respetarlas y permitir a realización de la dignidad individual y colectiva.
3.- La libertad cultural implica permitir a las personas escoger sus identidades, sin que sean excluidas de otras alternativas como la educación, la salud y las oportunidades de empleo.
4.- Debe considerarse lo intercultural como el fenómeno global más importante de donde nacen realidades nuevas y distintas.
5.- Hoy también es novedad el surgimiento de la política de la identidad donde a cada individuo corresponden identidades distintas que le permiten acceder a mundos diferentes. Esto hace posible la evolución humana y aleja las potenciales guerras entre civilizaciones. Las personas tienen múltiples identidades, como son las etnias, el lenguaje, la religión y las razas. Y cada individuo se puede identificar con varios grupos distintos.
6.- Se requiere que la gente tenga libertad de participar en la sociedad sin tener que depender de los vínculos culturales que ha escogido, por lo que se requiere que las instituciones de los estados sean adaptables a las diversas realidades culturales.
7.- Los países no están obligados a elegir entre una unidad nacional y diversidad cultural. Ya que ambas cosas pueden coexistir.
8.- Los inmigrantes no necesitan abandonar el compromiso con sus respectivas familias de sus países de origen cuando establecen lealtades con sus nuevos países.
9.- Las culturas diversas pueden evolucionar manteniendo identidades que se van transformando. Esto propicia que no exista una disyuntiva ineludible entre el respeto por la supremacía cultural y los derechos humanos universales.