Al hacer una breve síntesis de la situación mundial en el presente se puede observar que todo el mundo está inmerso en una crisis que no se observaba desde principios del siglo XX. Aunque ahora sus orígenes son algo diferentes, no pueden desdeñarse las coincidencias que existen en los fracasos de casi todas las economías del mundo occidental, el incremento en el desempleo, la agudización de los problemas étnicos y raciales, el aumento de las migraciones hacia Europa y los Estados Unidos, la radicalización de los sistemas policiales, judiciales y legales en los estados de Occidente, el resurgimiento de un terrorismo de Estado, sobre todo en EUA y Rusia. Además del acentuamiento de los mitos, las tradiciones y de las culturas colectivas en el mundo islámico.
Ahora mismo, la gran mayoría de las naciones europeas sufren el arribo de millones de inmigrantes que proceden de Africa y de las naciones pobres del Medio Oriente, sin que puedan ponerse de acuerdo para lograr un control, aunque sea parcial de este fenómeno. El conflicto de Europa se ha agravado a partir del mes de septiembre con la huida del Reino Unido de la Unión Europea y la inesperada y violenta caída de la libra esterlina. Por si eso fuera poco ha surgido un conflicto muy grave entre los gobiernos de los Estados Unidos y de Alemania, ya que el Gobierno de Obama pretende hacer efectivas las enormes sanciones económicas que existen sobre la Volkswagen por haber vendido millones de automóviles a los norteamericanos sin la garantía del rendimiento de sus motores y sobre el Deutsche Banck por los miles de millones de euros que otorgaron en préstamos para la compra de inmuebles inexistentes que podrían llevar a la quiebra al Gobierno de Angela Merkel y aún al de su probable sucesor que ocurrirá en el próximo mes de noviembre.
Si el Deutsche Bank cayese en bancarrota y los Bancos Centrales de Europa no quisieran apoyarle no hay duda de que toda la Comunidad Europea y su moneda oficial estarían en un grave problema del que no se podrían reponer en el corto plazo y seguramente originarían la desaparición del euro o la creación de otra moneda que no estuviese sustentada en la alta productividad industrial de Alemania, ni en sus reservas. Asimismo se podría terminar la unidad de los países de Europa y ocasionar una grave crisis monetaria que afectaría a todo el mundo.
Para acabar de oscurecer el panorama mundial, el conflicto hacia el interior de Siria y la incapacidad del Gobierno de Turquía para controlar a sus propios grupos étnicos se añade el intento muy visible de Rusia de continuar con su única fuente de ingresos que son los negocios de las armas y de los hidrocarburos que tratan de introducir en los países del Medio Oriente, de Africa y de Europa que en diferentes formas han sido involucrados en los conflictos del Medio Oriente y de Asia.
En resumen, Rusia pretende intervenir en el conflicto para que su sistema de gobierno pueda subsistir, ya que su producción industrial y agropecuaria se han venido abajo y su Gobierno enfrenta una bancarrota virtual que solo podría ser salvada por la venta de armas y de hidrocarburos. Mientras que los Estados Unidos, aliados con Israel pretenden seguir controlando la región con los mismos procedimientos soslayados que ejercen desde la segunda mitad del siglo XX a través de células militares supuestamente terroristas y de organismos paramilitares de mercenarios que proceden de muy diversas regiones del mundo y que han sido creadas por El Pentágono y la sociedad judeo-árabe-norteamericana, eventualmente apoyada por Francia e Inglaterra.
Adenda: No hay duda de que esta crisis global actual está a punto de explotar, ya que ningún gobierno del mundo occidental se está fortaleciendo, sino por el contrario, cada día se debilitan más. Aunque todos piensan en mayor o menor grado que el modelo político, social y económico de Occidente será eterno y sus grandes potencias no pueden aceptar que su prolongada etapa de dominio está llegando a su fin.
Como siempre ha sucedido en la historia de la civilización humana, la declinación de los grandes imperios se inicia hacia su interior. Así sucedió con Francia, luego con Reino Unido y ahora con los Estados Unidos. Por fortuna, ahora parece que no habrá violencia física, aunque no podrá evitarse el sufrimiento acelerado de las clases populares y de los cientos de millones de quiénes viven en condiciones de pobreza extrema.
Las altas clases sociales no sufrirán con esta gran crisis global, solo que ahora tendrán que aumentar su protección y reducir los espacios donde puedan exhibir los lujos y las joyas adquiridas con sus fortunas.