En “México profundo”, Alfonso Elizondo presenta un análisis crítico y profundo de la cultura y la historia mexicana a través de los ojos de Adrián, un personaje recurrente en sus obras. El ensayo se adentra en la compleja fusión y fragmentación de las culturas indígenas y españolas en México, y cómo esta mezcla ha impactado la identidad cultural del país.
El autor comienza explorando la percepción de Adrián y de su generación sobre la cultura mexicana. Influenciados por figuras intelectuales como Alfonso Reyes, Octavio Paz y Carlos Fuentes, ellos creen que la auténtica cultura mexicana surge de la simbiosis entre las culturas indígenas mesoamericanas y los colonizadores españoles. Sin embargo, a medida que Adrián viaja por México, descubre que, lejos de una cultura unificada, existe una gran diversidad y fragmentación entre los distintos grupos étnicos, cada uno con sus propias prácticas y creencias.
Elizondo critica duramente el proceso de colonización en América Latina, enfatizando cómo las culturas indígenas fueron consideradas inferiores y sistemáticamente destruidas o marginadas por los colonizadores europeos. Este proceso incluyó la eliminación de las cosmogonías, mitos, ética y expresiones artísticas indígenas, reemplazándolos por el cristianismo y otras prácticas europeas. El autor señala cómo, incluso en el siglo XVIII, los indígenas eran considerados carentes de alma y relegados a roles de servidumbre.
El ensayo también reconoce la labor de algunos religiosos, como los franciscanos y jesuitas, que trataron de integrar a los indígenas en labores racionales y productivas, a diferencia de la visión dominante de la época. Sin embargo, esta labor fue interrumpida por la expulsión de los jesuitas de México en 1767, un evento que Elizondo relaciona con intereses políticos y económicos de la élite de la Nueva España.