Reseña de Monterrey nocturno 1960, de Alfonso Elizondo.

“Monterrey nocturno 1960” de Alfonso Elizondo es una inmersión en el vibrante y a la vez oscuro ambiente nocturno de Monterrey durante las décadas de los cincuenta y sesenta, a través de los ojos de Adrián, un personaje recurrente en las obras de Elizondo que se convierte en el vehículo para explorar las complejidades de la sociedad regiomontana de aquel entonces. El ensayo, rico en detalles y atmósferas, no solo narra las vivencias nocturnas de Adrián sino que también ofrece una mirada crítica a la cultura, las tradiciones y los cambios sociales en una ciudad en proceso de transformación.

Desde los primeros párrafos, Elizondo nos transporta a un Monterrey que se balancea entre la modernidad y las restricciones culturales de una sociedad conservadora. La vida nocturna de la ciudad, aunque limitada en comparación con los estándares actuales, se presenta como un refugio para aquellos que, como Adrián, buscan algo más allá de las expectativas tradicionales de trabajo y familia que dominan el ethos regiomontano.

El Chano’s bar, con su música romántica y ambiente nostálgico, sirve como punto de encuentro para una generación que se debate entre el apego a los valores pasados y el deseo de explorar nuevas formas de expresión y libertad. Este espacio, junto con otros bares y centros de reunión nocturna, se convierte en un laboratorio social donde se gestan ideas, se forjan amistades y se enfrentan tabúes.

Elizondo utiliza la figura de Adrián para adentrarnos en el debate sobre el machismo, la posición de la mujer en la sociedad mexicana y el papel de los artistas e intelectuales en un contexto marcado por el conservadurismo y el temor a lo desconocido. La presencia de figuras como el poeta español exiliado Pedro Garfias enriquece la narrativa, añadiendo profundidad y un sentido de conexión con movimientos artísticos y culturales más amplios.

A través de las andanzas nocturnas de Adrián, “Monterrey nocturno 1960” también reflexiona sobre la marginalización de ciertos grupos sociales y orientaciones sexuales, evidenciando cómo la vida nocturna ofrece un espacio de relativa libertad pero también de riesgo y conflicto. La descripción detallada de riñas y encuentros en bares y prostíbulos revela las tensiones subyacentes en una sociedad que se esfuerza por mantener una fachada de respetabilidad mientras lidia con sus propias contradicciones y deseos reprimidos.

Más allá de ser un simple relato de juergas nocturnas, Elizondo presenta un estudio sociocultural de Monterrey, examinando cómo la identidad de la ciudad y sus habitantes se ve influenciada por factores económicos, culturales y políticos. La expansión industrial y la influencia estadounidense, junto con la inmigración y el cambio social, se tejen en el tapiz de esta narrativa, ofreciendo una visión compleja de la transformación de Monterrey y de México en general.

“Monterrey nocturno 1960” es, en definitiva, una obra que captura un momento crucial en la historia de Monterrey, ofreciendo una ventana a las luchas, alegrías y transformaciones de una sociedad en el umbral de la modernidad. Alfonso Elizondo, a través de la vida y experiencias de Adrián, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza cambiante de la identidad cultural, el poder de la creatividad y la resistencia humana frente a las estructuras sociales restrictivas. Es una pieza que, más allá de su contexto temporal y geográfico, resuena con cuestiones universales sobre la búsqueda de significado, la expresión personal y el deseo de libertad.