“Arte y libido” de Alfonso Elizondo es una obra introspectiva y reveladora que indaga en la compleja intersección de los impulsos creativos y sexuales en la vida de Adrián, un personaje recurrente en las narrativas de Elizondo. Ubicada en el dinámico contexto de Monterrey durante las décadas de 1950 y 1960, la obra no solo ofrece un vistazo a la vida íntima y profesional de Adrián sino que también pinta un retrato vívido de la sociedad regiomontana de la época, marcada por sus contradicciones culturales, sociales y económicas.
Desde el inicio, Elizondo nos sumerge en el torbellino hormonal y emocional de Adrián, cuya juventud está intensamente marcada por un deseo insaciable que se entrelaza con su pasión por el conocimiento y el arte. Este dualismo se convierte en el motor de su existencia, impulsándolo a una búsqueda constante de experiencias que sacien tanto su sed de placer como su hambre de belleza y entendimiento. A través de este prisma, Elizondo explora cómo la libido, lejos de ser un mero instinto básico, puede ser un catalizador para la exploración profunda de la vida y el arte.
El ensayo no se limita a la introspección personal; se expande para ofrecer una crítica social y cultural de Monterrey en aquellos años. La descripción de Elizondo de la vida nocturna y los círculos intelectuales de la ciudad no solo sirve como telón de fondo para las aventuras de Adrián sino también como una lente crítica a través de la cual se examinan las normas y valores de la sociedad regiomontana de mediados del siglo XX. La vida nocturna, dividida entre los espectáculos populares y los burdeles, contrasta fuertemente con los círculos intelectuales y artísticos que, aunque marginalizados, sirven como oasis de creatividad y discusión.
A través de las experiencias de Adrián, Elizondo también reflexiona sobre la influencia de la cultura estadounidense en México, especialmente en aspectos educativos y empresariales, y cómo esta influencia ha modelado las aspiraciones y valores de las generaciones de posguerra. La creación del ITESM es destacada como un ejemplo del intento de integrar el modelo de éxito estadounidense en el tejido educativo y empresarial de Monterrey, un esfuerzo que, aunque fructífero en términos económicos, presenta desafíos culturales y éticos complejos.
Adrián, en su viaje tanto físico como espiritual a través de las realidades culturales de América Latina, descubre la diversidad de mitos y realidades que conforman el mosaico cultural del continente. Estas experiencias le permiten a Elizondo explorar el rico mosaico de historias y tradiciones que definen la región, contrastándolas con la homogeneidad cultural impuesta por la colonización y la globalización.
En última instancia, “Arte y libido” es una meditación sobre la naturaleza de la creatividad humana y cómo esta se ve influenciada, y a menudo restringida, por las estructuras sociales y culturales. Elizondo nos ofrece una narrativa que es tanto una exploración de la psique humana como una crítica de las fuerzas sociales que moldean nuestra expresión artística y nuestra comprensión del mundo. La obra de Elizondo se erige como un testimonio de la lucha eterna entre la conformidad y la autenticidad, entre el deseo y la expresión, y entre el arte y la libido.