Reseña de “México Churrigeresco” de Alfonso Elizondo. Parte I.

“México churrigueresco” de Alfonso Elizondo es una introspección lírica y profunda en la vida de Adrián, un personaje cuya existencia se entrelaza con el arte, la arquitectura y una inagotable búsqueda de la belleza. A través de este escrito, Elizondo no solo narra las experiencias sensoriales y espirituales de Adrián sino que también ofrece una reflexión sobre la arquitectura y la cultura mexicana, particularmente en su expresión churrigueresca, y cómo estas influencias conforman la identidad y la percepción artística del personaje.

El ensayo inicia con una vivaz descripción de cómo las experiencias juveniles de Adrián, marcadas por una fusión entre arte y deseo, definen su percepción del mundo. La vida cotidiana en Monterrey, con sus atardeceres coloridos y su paisaje urbano desprovisto de arquitectura significativa, excepto por algunas construcciones aisladas, motiva a Adrián a buscar en otras partes de México aquellos espacios arquitectónicos que resonaran con su anhelo de belleza y expresión artística.

La narración se sumerge en el viaje de Adrián a la Ciudad de México, donde descubre la riqueza de la arquitectura virreinal y se siente especialmente atraído por el barroco churrigueresco, un estilo que, a su parecer, encapsula la esencia del espíritu artístico mexicano. El impacto visual y emocional de los edificios coloniales, los retablos barrocos y los detalles escultóricos de la Catedral Metropolitana y su Sagrario, lo dejan extasiado y marcan un punto de inflexión en su comprensión del arte y la arquitectura.