Reseña de “El Colegio Civil” de Alfonso Elizondo, parte III.

En esta tercera y final parte del relato “El Colegio Civil” de Alfonso Elizondo, se retrata un momento de transición tanto en la vida de Adrián como en la sociedad regiomontana en general. Este segmento del relato se enfoca en la lucha de ideologías y la influencia cultural que se ejerce sobre Adrián y su entorno, marcando un período de conflicto intelectual y emocional.

El pasaje comienza destacando el papel de una generación de intelectuales y profesionistas socialistas en la Universidad de Nuevo León, liderados por figuras como Rangel Frías y otros grandes académicos y profesionales, quienes fueron cruciales en la formación de una conciencia socialista en la región. Personajes como el Dr. Angel Martínez Villarreal, Eduardo Aguirre Pequeño y José Alvarado son mencionados por su contribución significativa a la educación y el pensamiento progresista. Estos individuos representan la resistencia intelectual y la promoción de ideales socialistas en un contexto dominado por ideas conservadoras y capitalistas.

Por otro lado, Elizondo menciona la respuesta de los grupos industriales de Monterrey, que impulsaron el Instituto Tecnológico como contrapeso a la influencia de la Universidad de Nuevo León. Este instituto fue diseñado para promover las ideas capitalistas y los valores de las universidades norteamericanas, reflejando un choque de ideologías entre el socialismo y el capitalismo en Monterrey. El autor critica la importación de una mitología y valores norteamericanos que, según él, no eran compatibles con la historia y los mitos mexicanos.

En el centro de este torbellino ideológico se encuentra Adrián, un joven atrapado en una encrucijada de ideas y emociones. El relato describe cómo las tendencias filosóficas de la época, como el existencialismo y el nihilismo, influyen en su desilusión y lo alejan de la filosofía. Adrián experimenta un período de conflicto personal, marcado por una libido desbordada, el consumo de alcohol, y una pasión por la literatura y las artes. Sin embargo, se muestra desinteresado en los problemas de subsistencia y la búsqueda del éxito material, valores que parecen predominar en la sociedad regiomontana.

Elizondo utiliza la historia de Adrián para explorar temas más amplios de cambio social, conflicto ideológico y búsqueda de identidad personal. La narrativa ofrece una mirada a la complejidad de crecer y formarse en un entorno marcado por profundas divisiones culturales e ideológicas. En resumen, esta parte final de “El Colegio Civil” ofrece una reflexión sobre los desafíos de encontrar un lugar en un mundo en constante cambio, y las tensiones entre ideales personales y las expectativas de la sociedad.