Reseña de “El Colegio Civil” de Alfonso Elizondo, parte I.

El fragmento inicial de “El Colegio Civil” de Alfonso Elizondo introduce al lector en el complejo mundo de Adrián, un joven cuya realidad se ve profundamente influenciada por un entorno cultural rico y diverso. La narrativa se centra en la transición de Adrián desde su infancia hasta su ingreso a la preparatoria, destacando los conflictos internos y externos que enfrenta.

El relato comienza describiendo cómo el mundo onírico de Adrián, a pesar de permanecer intacto tras dejar su casa en la Calzada Madero, se ve afectado por el ambiente caótico y promiscuo de su nuevo barrio. La presencia de psicópatas, las tonadas flamencas de los maletillas y el agotamiento de los obreros de la Maestranza contribuyen a un entorno que confunde y mezcla la realidad con la fantasía. Esta descripción sugiere un mundo donde las fronteras entre lo real y lo imaginario son borrosas, reflejando la complejidad de la psique de Adrián.

El autor detalla el impacto que tienen las lecturas de Adrián en su percepción del mundo. La transición de personajes aventureros a clásicos literarios franceses y rusos, así como la tragicomedia griega y la literatura filosófica moderna, indica una evolución en su búsqueda de conocimiento y comprensión del mundo. Este aspecto del relato destaca la influencia de la literatura en la formación intelectual y emocional del protagonista.

La entrada de Adrián a la preparatoria del Colegio Civil marca un punto de inflexión en su vida. Esta institución, dirigida por un grupo de intelectuales y profesionistas liberales liderados por Raúl Rangel Frías, representa un contraste con el ambiente ultraconservador y reaccionario de Monterrey. Elizondo utiliza esta contraposición para explorar las tensiones culturales y sociales de la época, particularmente en relación con la discriminación, el fascismo y la influencia de la cultura y mitología norteamericana.

El fragmento se adentra en la complejidad de los temas de identidad, cultura y sociedad, presentando a Adrián como un personaje atrapado entre diferentes mundos y realidades. Su historia es una metáfora de los desafíos y conflictos que enfrentan aquellos que crecen en entornos culturales diversos y a menudo contradictorios.

Este inicio de “El Colegio Civil” establece un escenario rico en simbolismo y significado, invitando al lector a reflexionar sobre las complejidades de la adolescencia, la formación de la identidad y el impacto del entorno social y cultural en la vida de un joven.