Los principales elementos de la cadena de valor del suministro eléctrico son la generación, la transmisión y la distribución, y constituyen un monopolio natural. Un sistema eléctrico adecuadamente planificado optimiza sus costos al dimensionar consistentemente los tres elementos, sin exceder su capacidad (sobreinversión), o mostrar deficiencia (fallaría el suministro para una parte de los usuarios).
Ningún país en el mundo multiplica inversiones tan cuantiosas para que las empresas compitan, y los clientes tengan varias opciones para el suministro.
La Comisión Federal de Electricidad integró en 70 años el sistema eléctrico y cada uno de los 37 millones de usuarios, sin importar si consume poca o mucha electricidad, recibe continuamente en su propio domicilio la energía que decide demandar.
La propuesta de reforma del sector eléctrico plantea abrir un mercado de generación para crear competencia y reducir costos.
Paradójicamente la mayor fortaleza de la CFE está en su bajo costo de generación (5 centavos de dólar por KWH en promedio) por tener tan diversificadas sus fuentes de energía primaria: Hidráulica; carbón; nuclear; gas natural; geotérmica; y combustóleo. El alto costo de este último se compensa con la hidroeléctrica, carbón y nuclear.
La reforma también plantea desarrollar un sistema eléctrico impulsado conjuntamente por la CFE y por particulares, mediante contratos celebrados entre ambos. Se pretende legalizar y generalizar el esquema de producción de electricidad privada denominado autoabastecimiento remoto, para generar en un punto y entregar en cualquier otro de la república mexicana a los grandes usuarios, utilizando el sistema interconectado nacional. Con esta opción no contribuyen con los costos reales del sistema, el impuesto de aprovechamiento, y las pérdidas de energía.
En sistemas eléctricos adecuadamente planeados, las plantas generadoras no compiten entre sí en períodos de máxima demanda, porque la capacidad instalada corresponde con el pronóstico, más una reserva aceptable. Cuando baja la demanda se opera económicamente el conjunto, dando prioridad a las de menor costo para optimizar el sistema. La participación de productores privados con un bloque importante de generación les permitirá disminuir su oferta e incrementar en exceso los precios, como sucedió en el estado de California de la Unión Americana en el año 2000 con Enron, aplicando un sistema de mercado similar al que comprende esta propuesta de reforma.
Existen muchas áreas de oportunidad que pueden resolverse sin reformas, pero se requiere una administración responsable y competente de la CFE:
Los robos de electricidad representan un costo anual de 40 miles de millones de pesos (MMP); conjuntamente con el impuesto de aprovechamiento (45 MMP) y los subsidios a las tarifas doméstica y agrícola (27 MMP), impactan sustancialmente el costo final de todos los usuarios.
La generación con carbón nacional y sistemas anticontaminantes permitiría operar 12,000 Megawatts durante 30 años. Consistentemente el carbón ha sido más barato que el resto de los combustibles. (La Unión Americana genera el 40 % de su electricidad con carbón y plantas antiguas que han operado por más de 4 décadas).
El potencial de producción eólica en México es de 12,000 Megawatts y costo final de 0.58 $/KWH si la inversión la hace directamente CFE. La sinergia que ofrecen la capacidad instalada en plantas termoeléctricas ya amortizadas para respaldar la eólica, la disponibilidad hidroeléctrica, y el sistema interconectado nacional, conjuntamente con la diversidad estacional de vientos y lluvias, dan oportunidad para un proyecto ecológico magno. La reforma plantea transferir esta área de negocio a los extranjeros, mediante los esquemas de autoabastecimiento remoto.
Los mexicanos debemos de estar conscientes del riesgo de sustituir un monopolio público por otro privado. Los regiomontanos tenemos experiencia con la distribución de gas natural cuyo precio actual en términos reales es 700 % mayor que en 1998.
Monterrey N.L. 16 de agosto de 2013.
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