La Entrega de Pemex

En noviembre 15 del 2012 publiqué en este mismo sitio un artículo sobre el ocultamiento de 432,000 millones de pesos detectado por la Auditoría Superior de Hacienda en el reporte del segundo trimestre del 2011. (Ver la página 70 de dicho reporte) Aunque intentamos transmitirlo a los medios de comunicación masiva nacionales el artículo titulado ‘Pemex en Quiebra II´, no hubo ningún medio que lo aceptara, ya que todos – con algunas honrosas excepciones, como el diario ‘La Jornada’ – sirven a los intereses de quiénes instalaron en el poder a los actuales gobernantes.

No obstante, el pasado domingo 18 de agosto, el periódico la Jornada exhibió dicha información en su primera plana, señalando que el ex presidente Calderón había ocultado las utilidades de Pemex en empresas creadas en el extranjero, fuera de la normatividad jurídica y financiera internacional. La importancia actual de esta información obedece a que todo el plan del Gobierno de Peña Nieto para permitir la intervención de empresas privadas – nacionales y extranjeras – en las explotaciones de hidrocarburos de Pemex está siendo justificado por la falta de capacidad financiera de dicha empresa, cuando con dicho capital oculto se puede realizar dos veces el proyecto de explotación de hidrocarburos que plantea Peña Nieto.

Dentro del mismo plan de ‘reforma energética’ existen otras enormes falsedades, ya que a la fecha en la que se inició el plan y hasta ahora mismo se desconocen de forma oficial las enormes reservas de gas y de aceite shale que existen desde el Norte de Coahuila, parte de Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz que ubican a México entre las 6 naciones con mayores reservas en el mundo y con posibilidades de autosuficiencia energética e inclusive para exportar al extranjero. No obstante, la publicidad oficial del plan exhibe en el medio televisivo las explotaciones profundas en la costa y en unos cuantos pozos de Coahuila, cuando todavía no se conocía en México la tecnología del ‘fracking’ y la explotación se hacía con las técnicas convencionales, sin acceder a los esquistos bituminosos donde se utiliza el ‘fracking’.

Otra gran mentira que contiene el plan para la reforma energética es el que se refiere a la generación de empleos, ya que en los Estados Unidos, donde existen funcionando más de 500,000 pozos con la tecnología del ‘fracking’, apenas se han generado cerca de 800,000 empleos a 15 años de que se inició este proceso, siendo que este país produce alrededor de 7 millones diarios de barriles de aceite que significan siete veces lo que podría producir México. Aun perforando 30,000 pozos por año, como señala el proyecto de Peña Nieto, en diez años solo alcanzaría la mitad de la explotación de los Estados Unidos que inició en 1998.

Resulta patético observar a los representantes del Poder Legislativo Federal hacer apologías estúpidas de un plan que carece de sustento. Un plan absurdo que no está enterado de la total transformación global del mercado de energéticos, donde la mayor potencia consumidora en el presente, EUA, será autosuficiente en unos pocos años más, China, la próxima nación que será el líder consumidor de hidrocarburos en solo unos años es la nación con mayores reservas de aceite y gas shale en el mundo, Argentina es la segunda nación en el mundo en reservas y México estará entre los 6 primeros en materia de reservas de esquistos bituminosos. Eso acontecerá en una nueva sociedad mundial donde habrán desaparecido las guerras trasatlánticas y los automóviles con motores de combustión interna que fueron los dos principales mercados para los hidrocarburos en el siglo 20.

Es lamentable que no solamente la clase política al servicio de los poderes fácticos nacionales e internacionales carezca de la información necesaria para tomar una decisión de esa envergadura, sino la gran mayoría de los organismos empresariales y de los medios de comunicación masiva se muestran solidarios o por lo menos indiferentes a este absurdo proyecto del Gobierno Federal que sólo contribuirá a desaparecer por completo los últimos elementos de la autonomía nacional. Por desgracia, desde que se estableció el Consenso de Washington en 1988, tanto los dirigentes políticos como la clase empresarial y gran parte de la clase media consideran que la mejor posibilidad para el futuro de México es constituirse en una colonia totalmente subordinada a los Estados Unidos.

Desde el sexenio de Miguel de la Madrid – de 1982 a 1988 – todos los funcionarios públicos y gran parte de la población mexicana ven con buenos ojos sujetarse a los intereses de los Estados Unidos y de la élite de financieros y empresarios de mayor poder, ya que su gran mayoría han sido educados en universidades norteamericanas o en instituciones nacionales que siguen ese mismo criterio híbrido de la mitología cuáquera y la francmasónica en el que se define a los Estados Unidos como el país preferido de un dios extrabíblico que los ha seleccionado para indicar al resto del mundo el camino que deben seguir mediante las claras señales de Columbia, el ángel femenino que les obsequió Francia para agradecerles sus apoyos materiales y políticos durante la Revolución Francesa.

Para aumentar aún más la posibilidad de que se lleve a cabo la absurda reforma energética están el añejo problema de la fragmentación de la izquierda mexicana y el minucioso trabajo de descalificación de sus dirigentes llevado a cabo por los dos grandes monopolios del ‘mass media’.

Adenda.- Es por demás obvio que la realidad geográfica de tener de vecino al gran imperio Norteamericano en plena decadencia exige a nuestros gobiernos mantener una buena relación con ellos. Más eso no impide intentar la creación de una relación política alternativa con otra nación poderosa y lejana, como lo hizo Lázaro Cárdenas con la Unión Soviética desde los años treinta para aliviar un poco el dolor de tener siempre la tutela de una nación superior que nos indica el camino que más nos conviene.

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