En el 2013 Putin instauró en el país una ley que prohíbe la ´propaganda gay’ y cualquier expresión pública de diversidad sexual con la excusa de ‘preservar los valores de la familia tradicional’. Lo que fue un gran golpe para el activismo, no sólo en el ámbito legal, sino también en el social y cultural.
El gobierno también prohibió la adopción de personas del mismo sexo por personas solteras que vinieran de países donde el matrimonio igualitario es legal y creó la publicidad de quitarles los hijos biológicos a parejas del mismo sexo.
Con el triunfo de la contrarrevolución estalinista en 1923 se retrocedió en todas las conquistas sociales ante el gobierno autoritario de Putin y el régimen ruso antidemocrático, de modo que el pueblo empieza a movilizarse y el poder político responde con represión. Pero la lucha sigue y por eso Putin también apela a la derecha más rancia para seguir en el poder.
Debe cesar la represión al activismo y ser respetados los derechos humanos, las libertades democráticas, castigados los responsables políticos y materiales de las violaciones a los derechos humanos. Y hay que seguir luchando contra este capitalismo patriarcal y por un mundo libre de toda explotación.