En el 2020 Putin presentó ante la cámara de diputados nuevas enmiendas constitucionales, todas ellas regresivas y el 5 de abril firmó las enmiendas que introducen un profundo retroceso en materia de derechos humanos. Así se prohibe el matrimonio entre personas del mismo género, bloquea cualquier legislación al respecto y prohíbe las adopciones de niños transexuales.
La decisión de Putin está basada en la concepción de una familia binaria y heterosexual excluyente. Por lo que el matrimonio solo es reconocido entre un hombre y una mujer. Esta reforma impone un modelo único de familia en todo el país, negando la coexistencia de familias diversas e instaurando un obstáculo en la Constitución que las condena al desamparo y a la violencia.
En esta nueva reforma, Putin incorpora la figura de Dios en la Constitución rusa e impone no sólo un tipo de religión, sino también un valor y un juicio moral que debe regir al pueblo. Ya que el gobierno requiere el mayor apoyo de todos los sectores conservadores para poder mantenerse en el poder.
Este 2021 recibió al gobierno de Putin con movilizaciones de varios sectores opositores demandando democracia real, por lo que esta reforma clerical es una concesión a la cúpula de la Iglesia Ortodoxa Rusa a cambio de apoyo político y del plan de Putin de permitirse dos reelecciones más hasta llegar al 2036.