Dice el catedrático de la Universidad de Madrid Fernando de Vallespín que el verdadero fondo de la discusión sobre la existencia en pleno siglo XXI de las monarquías no es si lo correcto para dirigir a un país es la monarquía o la república. La disyuntiva que se plantea es si la abdicación del monarca abriría paso a una figura incólume reconocido por todos.
El momento idóneo, dice Vallespín sería que el monarca abdicara para fundar una Monarquía Constitucional. Ya que los costos de instalar una república son enormes y sería lo menos deseable en este momento en el que el mundo está dominado por una pandemia y la economía mundial es un desastre.
Dice Vallespín que los republicanos siempre defenderán que no se necesita tener una monarquía para reorganizarse democráticamente y que es más democrático no tenerla.
Finalmente, dice el historiador Portillo Valdés que los defensores de la institución monárquica argumentan por la vía de la utilidad y tienen razón, porque durante muchos años la monarquía evitó problemas políticos y creó un terreno que podía ser pisado por diferentes ideologías sin crear conflictos. Y todo a un costo muy bajo.