La alta tecnificación de los medios electrónicos y la popularización del mundo cibernético en el ‘mass-media’ ha generado al cabo de un siglo el efecto inverso al propósito original de intentar la divulgación de todas las noticias posibles hacia el exterior de las naciones democráticas de Occidente, principalmente de los Estados Unidos. Ahora mismo, el propósito fundamental de la gran nación norteamericana es logar el control de las grandes cadenas televisivas y de las redes sociales que funcionan por medio del Internet, utilizando toda la parafernalia de la inteligencia militar para poder controlar la difusión aquella información que el sistema de espionaje del Pentágono considera concerniente a la seguridad nacional.
Esta inesperada y sorprendente evolución del ‘mass media’ a nivel global ha pasado por períodos alternativos de exagerado control y liberación de toda censura, dependiendo siempre del grado de desarrollo que exista en los cuerpos de inteligencia y en la habilidad de los jefes del Pentágono que controlan los servicios de inteligencia nacionales e internacionales. Sobre todo a los medios electrónicos y a la prensa escrita que tienen acceso a las áreas de conflictos internacionales. Además, es obvio que con la llegada de China a la cumbre del poder mundial, las agencias de espionaje crecieron en tamaño y en rigidez.
Desde el final de la Guerra del Golfo, el sistema político norteamericano ha ido restringiendo – casi por completo – el acceso del ‘mass media’ internacional a los puntos donde se puedan observar manejos de sus intereses nacionales y de sus ejércitos, evitando que se graben escenas donde ocurran pérdidas de vidas humanas y cualquier otro testimonio de la conducta de sus tropas invasoras. Esta censura de la inteligencia norteamericana se empezó a agravar desde enero del 2001, cuando el General Colin Powell fue nombrado jefe de Estado en la administración de George W. Bush, cuando ya se planeaba la invasión de Irak con la salida eventual de la ONU si ésta se resistía a los planes del Pentágono de las ‘guerras preventivas’ contra el terrorismo o cualquier otra ideología contraria a la norteamericana.
Era el momento preciso de la historia moderna en la que Estados Unidos se consideraba como el único vencedor de la supuesta guerra contra el socialismo real y se disponía alegremente a realizar todos sus proyectos de expansión comercial e ideológica por el mundo. El Pentágono se había apropiado totalmente de las decisiones más importantes del gobierno político y todo el poder se había entregado a George W. Bush, quién era totalmente manipulado por su vicepresidente Dick Cheney, propietario de numerosas empresas energéticas y bélicas que estaban preparándose para iniciar la etapa más próspera de su historia con la invasión de Irak, en la que además de emplear a sus propios mercenarios se apropiaría de las enormes reservas energéticas de Irak, casi a nivel de suelo y con métodos primitivos de explotación. Al frente de las fuerzas de inteligencia del Pentágono estaba Paul Wolfowitz, un judío paranoico, cuyo único propósito era desarrollar un método de guerra permanente en el extranjero, lo más alejado posible del territorio nacional.
El costo político y económico de la invasión de Irak apenas ahora se está difundiendo por todo el mundo y obviamente estos datos perjudican la estabilidad del gobierno de los Estados Unidos en un momento de enorme crisis económica recesiva y de bancarrota del Estado, por lo que se realizan todo género de esfuerzos, que incluyen la conversión de enormes sectores de la CIA en supuestos organismos no gubernamentales y redes sociales que realizan actividades políticas y de inteligencia en todas las naciones donde EUA tiene intereses.
No obstante, el desarrollo enorme de la cibernética ha obligado al sistema político-militar de los Estados Unidos a buscar, hasta ahora sin éxito, nuevas formas de control de la información de eventos globales donde casi siempre están involucrados. Aunque trataron de ocultar toda la operación de sustitución de dictadores en la ruta del Gran Medio Oriente, desde Marruecos, Argelia y Túnez hasta Libia y Egipto; esto sólo se logró durante los primeros meses del presente año, pero actualmente los diferentes desenlaces políticos y militares de esa zona del norte de Africa son difundidos sin que el Pentágono haya logrado un control, como el que ha logrado hacia el oriente de esta ruta petrolífera hasta dar vuelta al continente asiático para llegar a Japón y a Corea.
Ningún medio electrónico o impreso se atreve a divulgar las matanzas en Sri Lanka de hace sólo unos meses, ni los ataques selectivos a supuestos grupos terroristas con ´drones´ que fueron instalados en Etiopía o en los archipiélagos de las islas Seychelles al noreste de Madagascar. Sólo los grandes desarrollos de la hipermedia son los que han logrado convertir al ‘mass media’ tradicional en un nuevo fenómeno cultural y en una fuerza política que se ha denominado ‘periodismo ciudadano’, cuyo sustento proviene de los espectadores o conocedores circunstanciales de cualquier evento noticioso y lo transmiten globalmente utilizando el Internet y otros medios alternativos que se desarrollan a cada momento.
Con estos nuevos desarrollos de la cibernética, muchos medios de comunicación masiva que habían sido tradicionales en los métodos para recabar las noticias, están ahora aprovechando estos nuevos flujos de información gratuita para crear una nueva forma de periodismo exento por completo de cualquier género de censura. Es obvio que por su propia naturaleza, los conceptos e ideas que se divulgan por estos medios son totalmente ajenos a todo tipo de ideologías, mitologías o particulares visiones del mundo, sino que son la más pura expresión del pensamiento colectivo actual, desvinculado de todos los ismos de antaño y en la búsqueda de una sociedad humana más justa, más alegre y más libre.
Aún cuando este nuevo periodismo carece en algunas ocasiones del rigor y la certeza que exige el periodismo profesional, ha contribuido de muchas formas a evitar la censura que establece el poder político de las grandes naciones y sobre todo de los grandes imperios actuales. El nuevo ‘periodismo ciudadano’ se sustenta en una característica universal del ser humano de todos los tiempos que busca la libertad física e ideológica por todos los medios, contra cualquier tipo de poder establecido en la sociedad para llevar a cabo el principio aristotélico de que la convivencia social pacífica sólo puede realizarse mediante la acción política del ciudadano. El debate de las ideas en libertad ha sido y será el único sucedáneo de la violencia que acompaña al ser humano desde la más primitiva sociedad tribal.
(Imagen tomada de Internet / Derechos reservados por el autor)