A pesar de que hubo un fuerte declive en los valores tradicionales de la familia y que se auguraba un futuro de crímenes y de caos, la sociedad se negó a colapsar. Los nacimientos de madres solteras siguieron aumentando, pero empezó la caída de los delitos violentos. Las grandes ciudades se volvieron más seguras. En la década del 2010 la tasa de homicidios en Nueva York volvió a los niveles de 1950.
Durante la pandemia hubo un aumento en los asesinatos, aunque no del crimen en general. Otros aspectos de la sociedad también enloquecieron durante la pandemia, como las muertes por accidentes de tránsito, a pesar de que hubo una gran disminución en la distancia recorrida por los vehículos automotrices. Se supone que el aislamiento forzado hace mucho daño social, pero nada tiene que ver con los valores familiares tradicionales.
El declive de las familias tradicionales es mayor en algunos países de Europa que en Estados Unidos. Francia tiene una alta tasa de fecundidad, pero la mayoría es de madres solteras, mientras que la tasa de homicidios en Francia es menor a 1/7 de la de Estados Unidos.