Según el diario soviético Kommersant, la nueva estrategia militar de los Estados Unidos, parcialmente publicada en el pasado mes de febrero señala que la política exterior deberá ser ‘una mezcla fácilmente adaptable de diplomacia, componente bélico y asistencia económica’. Plantea que en el continente asiático emergen dos protagonistas globales (China y la India) y un gran número de actores regionales. Desde una visión geopolítica, los intereses estratégicos y el principal competidor en poder bélico se han desplazado del Medio Oriente hacia el Este y el Sudeste Asiático.
China se convierte en el objetivo básico de su nueva estrategia.- Debido a su extraordinario desarrollo de los últimos quince años, China es ahora el principal desafío para Estados Unidos, ya que su auge económico se refleja en la modernización de su Ejército y en la expansión de sus intereses fuera de su región geográfica natural. Este programa publicado en febrero de este año señala que a Washington le preocupan las dimensiones de su programa militar, sus estrategias geopolíticas y la expansión de sus recursos en el espacio extraterrestre y cibernético. Además de su asociación con Corea del Norte quién posee armas nucleares y el control que ha tomado de la ruta del Gran Medio Oriente desde el Océano Indico y el Sudeste Asiático hasta la costa Oriental de Asia.
Rusia ya no es importante.- La nueva estrategia norteamericana ya no muestra interés por Rusia y sólo destaca que ´fomentará el diálogo con Rusia y la relación entre sus ejércitos, apoyándose en los avances que se lograron con el tratado donde se recortaron las armas estratégicas ofensivas’. Además manifiesta el deseo de cooperar con Rusia en la lucha antiterrorista, el control de la fabricación de armas nucleares, así como el espacio y la defensa contra los misiles, invitándola a ‘desempeñar un papel más activo para preservar la seguridad de Asia’.
Según los principales politólogos europeos, esa falta de interés de los Estados Unidos hacia Rusia es a consecuencia de que su decadente economía ha producido una disminución de sus recursos militares y un cambio inopinado de sus objetivos geopolíticos. Parecen considerar que si las relaciones entre China y EUA se mejoran en el futuro cercano, el interés por Rusia se limitará a evitar – por la vía diplomática – que esta nación se convierta en circunstancial aliada de China.
Según la nueva estrategia, la principal tarea de EUA será la de reforzar la cooperación con sus aliados extranjeros, ya que considera que actualmente su participación en coaliciones internacionales significa una indispensable garantía de seguridad, aunque se reserva el derecho de actuar de forma independiente si lo consideran necesario. Además, se plantea fortalecer la seguridad internacional y regional, contrarrestar el ‘extremismo’ – sin definirlo -, disuadir una agresión potencial y formar a ‘las fuerzas armadas del futuro’ que hacen pensar en fuerzas armadas globales.
El terrorismo internacional.- En su nueva estrategia, los Estados Unidos siguen considerando al ‘terrorismo internacional’ como la amenaza principal a su seguridad nacional. Por lo que se determina que sus objetivos estratégicos antiterroristas se concentran en Al Qaeda y sus aliados, sobre todo en Afganistán y Pakistán.
La guerra cibernética.- Hace unos días el presidente Obama firmó un decreto que establece la normatividad para realizar ataques cibernéticos que utilizan recursos computarizados contra el enemigo y como base de las operaciones de espionaje en otros países. Este decreto detalla cuando los militares deben de solicitar la aprobación del Presidente para un ataque cibernético específico e incorpora las armas cibernéticas a la estrategia bélica, según declaraciones de funcionarios de defensa a The Associated Press.
Aunque las órdenes fueron firmadas apenas el pasado mes de mayo, el plan fue ideado por el Pentágono desde hace más de dos años con el propósito de establecer las normas y directrices de la guerra cibernética. Al mismo tiempo llevan un avance considerable en la elaboración de normas globales en colaboración con sus principales aliados. Estas directrices son similares a las que rigen otras armas, como las ojivas nucleares, y el espionaje vía satélites. En el documento se describen sólo algunos de los recursos que podrán utilizar los militares ya sea en tiempos de paz o de guerra.
Según James Lewis, experto en seguridad cibernético del CISEN (Centro de Estudios Estratégicos Internacionales) ‘Ya no habrá que bombardear al enemigo, se trata de un nuevo mundo bélico’ donde se establece la actividad cibernética como un nuevo campo de batalla, se fortifican las redes defensivas, se protegen las infraestructuras críticas y se colabora con aliados y socios corporativos. Aunque no ha sido oficialmente difundida esta nueva estrategia muchos de sus aspectos ya han sido difundidos por las autoridades, como ha sido el caso de William Lynn, subsecretario de la Defensa.
Según fuentes del Pentágono el nuevo proyecto de la guerra cibernética se publicará en su totalidad muy pronto. En dicho plan, la Casa Blanca permitirá a los militares transmitir un código computarizado a la red de otro país para probar la ruta y asegurarse que las conexiones funcionan. El código digital será pasivo y pudiera contener virus para ser activados en fecha posterior. En términos generales las directrices de esta nueva guerra cibernética señalan que, como ocurre con los actuales códigos de guerra, los Estados Unidos podrán defenderse bloqueando a los cibernautas intrusos y destruyendo servidores de otras naciones.
Algunas hipótesis derivadas del nuevo plan geopolítico.- Después de la euforia ocasionada por la caída del ‘socialismo real’ de la URSS y de los gastos desmesurados del Pentágono en los 90´s, más los problemas financieros que ocasionaron la invasión de Irak y Afganistán hundiendo a su país en la más prolongada y peligrosa crisis económica y financiera de su historia moderna, ahora pretenden delegar las acciones bélicas de alto costo a sus asociados comerciales y concretarse a realizar labores de inteligencia y de ataques aéreos con artefactos no tripulados.
Por otra parte, los líderes políticos los jefes del Pentágono piensan que los Estados Unidos continuarán siendo durante mucho tiempo la potencia militar más fuerte del mundo, por lo que se convierte en el blanco más importante de sus detractores y de quiénes intentan disminuir su tambaleante liderazgo económico y financiero. Aún cuando históricamente nunca ha existido un ataque bélico importante contra el territorio norteamericano en América, no han querido dejar de considerar que las amenazas de seguridad contra su territorio siguen existiendo y según señala el documento, seguirán creciendo conforme existan más naciones con capacidad de producir armas nucleares y economías emergentes que pretendan controlar los energéticos, las materias primas básicas y los alimentos.
Es del conocimiento público que este supuesto cambio de estrategia bélica no ha sido elaborado por el Departamento de Estado de Washington, sino que proviene directamente del actual jefe militar del Pentágono Robert Gates, quién según ha declarado a la prensa, renunciará a su puesto en fecha próxima de este mismo año, para que tome su lugar el actual jefe de la CIA, León Panetta, quién no es un militar de carrera, mientras que el general de cuatro estrellas David Petraeus será el nuevo director de la CIA.
Conclusiones.- La aparente paradoja de designar a un militar para labores de ‘inteligencia’ y a un civil como jefe del Pentágono conduce a deducir ciertas conclusiones totalmente objetivas y realistas: la primera es que el otrora bonante negocio de la guerra premeditada y apartada del territorio de los Estados Unidos ha dejado de serlo y ha llevado a la bancarrota a la nación más poderosa del mundo; la segunda conclusión sería que si esta nueva estrategia bélica significa una tácita aceptación de la declinación del Imperio, la estrategia de no difundirse es correcta. Ya que se destruiría la barrera de seguridad nacional que tienen los Estados Unidos por su capacidad bélica, además de que se segregarían algunos de sus principales socios comerciales actuales.
Por último, el gran clan sionista dueño de los Estados Unidos prohibirá hablar a Obama hasta que tenga garantizado totalmente el triunfo electoral del año próximo.
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