México en la geopolítica global

A sólo unos días del supuesto cambio de los poderes políticos en el Gobierno de México, se antojan ciertas reflexiones contextualizadas en la nueva geopolítica global que ahora domina en todo el mundo y de una manera específica en la reaparición de un nuevo mundo político bipolar. Quizá la única gran diferencia con el sistema político que existía hasta fines de los ochentas es que ya no existe ninguna diferencia en lo que concierne al mundo de la economía y las finanzas, ya que los dos grandes imperios de ahora (China y los Estados Unidos) utilizan el mismo sistema de capitalismo financiero para el desarrollo de sus economías y sólo difieren en la forma de controlar a las clases sociales medianas e inferiores.

No obstante esta evidente bipolaridad mundial, conviene señalar que mientras el imperio de los Estados Unidos va a la baja, el de China tiene una evidente racha de crecimiento que le permitirá superar en cifras económicas y financieras a Norteamérica en sólo unos meses o cuando mucho en un par de años. Las últimas cifras publicadas por los organismos transnacionales oficiales indican que mientras el PIB de los Estados Unidos ronda los 15 billones de dólares, con una deuda externa que sobrepasa el 110% de su PIB; China ya ronda los 13 billones de dólares en su PIB, mientras su Tesorería muestra un superavit de casi 7 billones. Además se pronostica que el crecimiento económico de EUA será inferior al 2% de su PIB para el próximo año y el de China se estima que rondará en el 7% de su PIB.

Quizá parezca una visión reduccionista la de eliminar del panorama geopolítico mundial las economías de la Unión Europea que con casi 16 billones de PIB supera a los Estados Unidos y la de Rusia que solo redondea los 2.5 billones. Pero las condiciones de quiebra generalizada en los Estados que integran a la Unión Europea y la incertidumbre del ‘euro’ son tan graves que nadie asegura que la UE logre sobrevivir en el próximo año; mientras tanto, Rusia está invadida por diferentes grupos de economía criminal de grandes dimensiones que han tomado casi por completo el control del Estado. Tampoco pueden incluirse entre las grandes potencias del mundo en un futuro cercano a la India y a Brasil, ya que sus economías y finanzas no son autónomas y sus decisiones hacia el exterior son manipuladas por los Estados Unidos y por China respectivamente.

El hecho contundente y definitivo de este breve análisis de la geopolítica global es que al margen de las apariencias y de las visiones mediáticas, la ideología socialista creada por Marx y Engels en el siglo 19 ha desaparecido por completo en el mundo y sólo queda una especie de barniz ideológico que le han dado las dos grandes potencias: la brutal dictadura de China con el disfraz del comunismo y la de Estados Unidos, con una dictadura de una élite belicista y de inteligencia, disfrazada por una supuesta democracia republicana. Quizá un balance importante en esta dictadura del Pentágono y la CIA ha sido la aparición de Wall Street en el escenario político a partir del año 2000, creando un importante equilibrio de fuerzas con el Pentágono cuando, aliado con la CIA dominaba por completo el escenario político desde mediados de los setentas, durante el mandato de Reagan.

Para fortuna del Imperio Norteamericano y de sus colonias más cercanas, los negocios fundamentales de esta poderosa fuerza política de Wall Street son los grandes réditos para todas las expresiones del capital especulativo, los bienes inmuebles y el impulso de los desarrollos de vivienda autosustentables que enfrentan al principal problema producido por la presencia del hombre en la Tierra, cuyas tecnologías para generar energía han violentado los patrones climáticos que existían antes de su aparición. En el caso de China existen tres amenazas fundamentales para su futuro inmediato: la falta de energéticos en regiones cercanas a su territorio, el colapso de la producción alimentaria debido al cruel trato de sus campesinos que emigraron hacia la zona industrializada y la ausencia de argumentos políticos y sociales para controlar el descontento de la clase trabajadora en todas las áreas de la economía que vive en condiciones similares a la de una esclavitud.

Esta visión simplificada de la geopolítica alrededor de las dos más poderosas dictaduras de la actualidad genera una clara incertidumbre sobre el futuro inmediato de la sociedad global, ya que a pesar de que todas las cifras económicas y financieras señalan a Estados Unidos como el imperio en decadencia y a China en ascenso, la coyuntura histórica parece señalar que el Imperio en decadencia podría subsistir más años que el ascendente. Aunque desde una perspectiva histórica es oportuno señalar que el colapso de los grandes imperios siempre ha ocurrido cuando su poder está en el apogeo de su parábola de desarrollo y no existen señales visibles de debilidades en el sistema político, en su poderío bélico o en sus fuentes alimentarias y energéticas.

Conclusiones: Aún cuando la geopolítica de México lo constriñe a ser una colonia de los Estados Unidos sin ninguna posibilidad de aliarse con China, ni con naciones aliadas de esa superpotencia, se espera que los millonarios de Wall Street sigan controlando a los poderes políticos constitucionales y continúen retirando sus capitales de la producción de bienes y servicios, por lo que crecerán las oportunidades para otras empresas industriales del mundo en sustitución de las norteamericanas. Por simple geografía y por falta de controles fiscales, laborales y ecológicos, la nación mexicana se está convirtiendo en el sitio óptimo de ubicación para los nuevos productores de automóviles, electrodomésticos, televisores, herramientas y demás objetos y satisfactores que consume la nación más rica del mundo.

Desde el año pasado hay una gran cantidad de empresas japonesas, coreanas, belgas, alemanas, holandesas y australianas, además de otras naciones desarrolladas que ya se instalaron en México para atender al mercado norteamericano. Es obvio que los capitalistas más poderosos del mundo dediquen sus riquezas a la generación de más riquezas sin tomar ninguna clase de riesgo en empresas que adquieran pasivos contingentes laborales, fiscales, de servicios sociales o riesgos derivados de la normatividad ecológica. Además, para quienes persistan en seguir invirtiendo en empresas industriales, los norteamericanos ya han instruido a México a través de su patético Jefe del Ejecutivo saliente sobre la abolición de todos los riesgos laborales y de servicios sociales para los grandes empresarios, la fórmula para diferir el pago de impuestos federales que luego se cancelan mediante un procedimiento legal y la disposición del gobierno mexicano para crear una creciente deuda pública ‘del sector privado’ que les facilite créditos con réditos especiales y sin garantías leoninas que sólo se otorgan a las empresas extranjeras y nacionales de gran envergadura.

Todo esto para que el patriota presidente Calderón pueda garantizar el dominio de los Estados Unidos sobre México durante largos años y se pueda prolongar ‘ad eternum’ con los nuevos poderes políticos, cuyos pasados siniestros ya han sido meticulosamente desaparecidos mediante la parafernalia mediática implementada y patrocinada por la pequeña élite de quiénes son los verdaderos propietarios de la colonia mexicana.

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