A través de la Historia y aún en los oscuros laberintos de la leyenda y del paleolítico, siempre ha existido una silenciosa y escondida voz de mando superior que va determinando en alto grado los mecanismos de sobrevivencia y de convivencia del ser humano. Pero sólo hasta que nace el lenguaje escrito se han logrado conocer algunos de los elementos imaginarios creadores de la mente colectiva en las diferentes etnias que inicialmente poblaron la Tierra, luego de sus formas tribales y posteriormente de sus sociedades primitivas, hasta alcanzar a las complejas redes demográficas actuales en las que se mezclan todas las etnias y lentamente van desapareciendo las mitologías y leyendas de todo género, conforme la ciencia y el pensamiento crítico han ofrecido soluciones definitivas a la mayoría de los enigmas físicos y metafísicos que ha enfrentado el ser humano desde su aparición en el planeta.
Es casi imposible imaginar que el crecimiento de los conocimientos científicos del ser humano se haya disparado en una curva exponencial en los últimos treinta años, a grado tal, que los elementos básicos de la concepción del mundo derivados de la Ilustración en el siglo 18 y de la Sociedad Industrial de los pasados siglos 19 y 20 han quedado totalmente obsoletos en el presente. Este inesperado y violento desarrollo del conocimiento humano se ha acentuado en las ciencias que estudian la neurología, la genómica, la memética, las ciencias evolutivas, la biología molecular y sus resultados visibles, como la conducta humana, el origen de las emociones, los sistemas de salud y seguridad social, los sistemas educativos, las regulaciones jurídicas, mercantiles y laborales, las fórmulas de convivencia humana y la misma concepción axiológica del mundo.
Desde una visión histórica actualizada, la creación del desarrollo cultural anglosajón conocido como ‘la tercera cultura’ ha sido la única reacción política y social importante a esta gran modificación de los principales paradigmas del ser humano, principalmente en lo referente a la etiología fisiológica de sus emociones, al complicado desarrollo de sus conexiones neuronales frente a una sociedad cada día más compleja y al consecuente cambio de paradigmas en todos los órdenes posibles, desde el mitológico, el político, el social, el cultural, el ético y el estético hasta en los concernientes a los derechos universales y a los mecanismos para lograr el equilibrio ecológico del Planeta.
Aunque el movimiento cultural conocido como ‘la tercera cultura’ se ha limitado ‘de facto’ a un fenómeno editorial que generó una venta sin precedentes de libros que contenían los nuevos descubrimientos de los científicos de las últimas décadas del siglo 20 expresados en las metáforas de la narrativa, su difusión se ha constreñido en el ámbito territorial de las principales naciones de etnias anglosajonas y ha permanecido en los altos círculos de investigación científica de las universidades más importantes de Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos y Canadá. Pero sus asombrosos descubrimientos y sus nuevas hipótesis no han logrado permear a las grandes mayorías de la sociedad humana de Occidente, justo porque su nueva visión del mundo se opone a los propósitos de dominación de las instituciones educativas privadas cuyos recursos financieros provienen de una pequeña élite conservadora poseedora de la mayor parte de las riquezas materiales y cuyas prácticas de enseñanza y valores difundidos están completamente obsoletas y sólo perviven en círculos limitados de desarrollo científico y en unas cuantas naciones del mundo con proclividad a la investigación y al progreso, como son los casos de Corea del Sur, Finlandia, Japón y otras naciones escandinavas.
Es por demás evidente que quienes detentan el poder económico en Occidente buscan preservarlo a través de transmitirlo mediante sus universidades y escuelas tecnológicas, además de las fórmulas indirectas de transmisión del poder, como han sido los medios de comunicación masiva que han transitado desde los medios escritos, la radio, el maravilloso medio cinematográfico, el medio televisivo y actualmente mediante todos los recursos de la hipermedia, incluyendo su maravillosa simbiosis actual con el mundo del espectáculo.
Aún cuando la mente colectiva de todos los habitantes del Planeta ha sido meticulosamente manipulada por los instrumentos de transmisión del poder de los poderes fácticos que pasaron de ser señoriales y feudales a monárquicos y luego a nacionales para globalizarse en la actualidad; el elemento más importante de este procedimiento de alienación es su calidad de imperceptible, ya que ha pasado totalmente inadvertido a través de todas las grandes etapas históricas de la sociedad humana. Ha sido tan alta la secrecía de la transmisión del poder en la historia del ser humano que aún quiénes poseen una profunda cultura histórica y un pensamiento crítico agudo creen que su personal concepción del mundo y sus ideas son propias. O por lo menos piensan que sus cerebros generan ideas totalmente autónomas y sus acciones son inherentes a una conciencia moral individual que no ha sido tocada ni por el pétalo de una rosa.
Pero conforme se divulguen los sorprendentes conocimientos de los científicos de la ‘tercera cultura’ serán más comprensibles y aceptables los sofisticados mecanismos de transmisión del poder estudiados por el sociólogo francés Regis Debray en sus estudios de ‘mediología’ a través de la Historia. Cuando las nuevas ciencias evolutivas, neurológicas y de la concepción caótica del universo sean añadidas a la enseñanza institucional de las universidades y de los organismos de enseñanza media y superior de todo el mundo, la salud del ser humano mejorará, así como la duración de su vida, su nivel de alegría y su capacidad de convivir en paz con los demás seres humanos. Desterrando, poco a poco todas las características negativas de la conducta humana que lo han caracterizado a través de los siglos, como son la envidia, la vanidad, el odio, la venganza, la proclividad a la violencia, el mesianismo y la megalomanía.
Aunque no debe de olvidarse que han sido estas características negativas de la conducta humana los verdaderos pilares donde se han construido las obras más maravillosas que ha dejado el ser humano sobre La Tierra. Las obras que han generado el amor, la generosidad y la solidaridad son escasas y de baja calidad. Desde la visión de Kapuscinsky, el genial y laureado periodista polaco, la única obra valiosa producida por el amor inmenso de un individuo hacia la mujer que era su pareja ha sido el palacio de Taj Mahal en la India que se lo obsequió como regalo nupcial.
ADENDO.- Es por demás obvio que no solamente las universidades y los institutos de educación media y superior, laicos y religiosos se oponen a la divulgación de las nuevos descubrimientos en los campos de la genómica, la memética, las ciencias neuronales, la biología molecular y todas las ciencias evolutivas divulgadas por los escritores de ‘la tercera cultura’, sino que también lo hacen quiénes tratan de conservar sus rentables negocios en los campos de la salud, las aseguradoras, los laboratorios que desarrollan medicinas, las macroempresas de productos alimenticios, todos los monopolios en general y la gran mayoría de los gobiernos y de las élites que detentan el control político y bélico de las principales naciones del mundo.
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