Al margen de los desastrosos procesos electorales de julio 1°, de la precaria condición de todas las instituciones nacionales que participaron en la elección, de la corrupta clase política actual y de la singular cultura colectiva mexicana, masoquista y proclive a ser liderada por extranjeros, se antoja intentar una visión del País un poco más amplia, donde se integren los principales factores geopolíticos y los efectos de los mitos invisibles que ahora controlan por completo a la mente colectiva de los habitantes de México.
La geopolítica visible.- La situación geográfica de México, con una frontera de 3000 kilómetros con la nación más poderosa del mundo, la ha convertido, desde fechas anteriores a su independencia de España, en el botín más rico del Imperio Norteamericano, quién primero le robó poco más de la mitad de su territorio original, luego lo convirtió en su patio trasero, donde tira sus desperdicios tóxicos, comercializa los alimentos y drogas obsoletos o prohibidos por la FDA, e instala las empresas contaminantes y las que carecen de poder tecnológico o financiero, por lo que no pueden competir con sus similares norteamericanas.
El dominio invisible.- No obstante lo obvio de la dominación visible del Estado Norteamericano, lo más grave de ese dominio es lo que no logra verse, ya que ha pasado a formar parte de nuestra cultura colectiva o visión del mundo, al grado de que los principales valores y paradigmas de la nación norteamericana han transformado la vida de dos generaciones de mexicanos, asimilando y aplicando la visión de las universidades norteamericanas y de los grandes capitalistas que las han financiado durante largos años.
Dentro de ese clarísimo proyecto de la educación universitaria no existe otra intención, sino la de lograr un ingreso económico que permita al universitario cubrir con holgura sus necesidades subsistenciales básicas, de modo que intente crear a una familia que conserve e incremente sus hábitos de consumo, su nivel de frivolidad y se vuelva ajeno a todos los impulsos creativos sobre temas abstractos o metafísicos, ya que sólo existe un Dios extrabíblico que resuelve con dinero todos las necesidades materiales del ser humano normal.
Fin de la identidad nacional.- Conforme las nuevas generaciones de la clase media alta y las pequeñas élites de empresarios multimillonarios y líderes políticos con grandes ingresos han enviado a sus descendientes a estudiar en escuelas de educación media y superior donde se imponen los criterios de la poliarquía dominante y donde predominan el fascismo y la xenofobia, quiénes alcanzan los altos puestos dirigentes en la función pública o en el medio empresarial de altura, ya tienen en sus mentes estos conceptos básicos que no les permiten ver la realidad, sino desde la misma perspectiva de las instituciones universitarias más conservadoras y prestigiadas de los Estados Unidos.
Desde el mandato de Miguel de la Madrid, hasta el presente de Felipe Calderón, todos los funcionarios mexicanos que se desempeñaron en los puestos militares, de inteligencia y de operaciones económicas y financieras han sido instruidos en las instituciones norteamericanas que realizan las actividades equivalentes en su País, de modo que desde hace tres décadas la nación mexicana sólo ha realizado acciones en todos estos ámbitos que fueron previamente aprobadas por la nación norteamericana. Es obvio, que aquellos que fueron más obedientes o serviles, como los casos de Salinas, Zedillo y ahora Calderón han sido quiénes han recibido mayores reconocimientos a sus servicios.
Estos conceptos fríos y pragmáticos de la educación superior en EUA han sido, sin duda, los cimientos principales donde se ha apoyado el gran imperio norteamericano, pero no pueden ser aplicados en naciones con un lenguaje y una mitología diferentes, como son los casos de México, Perú y Bolivia, cuyos habitantes actuales conservan un fuerte substrato mesoamericano y un lenguaje indirecto y perifrásico, donde es muy difícil aplicar las frases directas de las lenguas anglosajonas. El resultado final está a la vista ahora mismo: un país de habitantes sin ideas propias, conducidos por individuos que creen tener ideas propias, pero sólo son otros mexicanos similares, cuyas conexiones cerebrales están al servicio de la mitología estadounidense.
Algunas hipótesis libertarias.- En el futuro inmediato no hay duda de que persistirá el control de la poliarquía, donde unos cuantos capitalistas poderosos, asociados con los Estados Unidos, la élite de la familia política y aquellos que monopolicen los medios de comunicación masiva. No se ve la posibilidad de que las izquierdas lleguen a tener un peso específico importante en la vida política, o que se llegasen a asociar con la poliarquía reinante, ya que los únicos negociadores potenciales, como Ebrard, pronto abandonarán los ideales izquierdistas a los que se han ligado de forma circunstancial. Por otra parte, la proclividad fragmentaria de la izquierda mexicana hará que muy pronto pierda fuerza o desaparezca totalmente.
Quizá la única fuerza política que pueda impulsar a México hacia una posición de autonomía política y económica es la naciente fuerza de las juventudes universitarias, quiénes han mostrado tener un concepto muy claro de su participación política en el futuro inmediato, así como la de expresar su rechazo total hacia la poliarquía dominante. No hay duda de que saben perfectamente lo que quieren, así como no aceptan por el momento ningún tipo de ayuda financiera que les parezca sospechosa. Como todos ellos ya pertenecen a la nueva sociedad digital, saben bien que sus fórmulas de comunicación y de expansión no pueden ser controladas por los dueños del poder económico, ni por la ‘inteligencia’ o las fuerzas policiales. Son de otra época mediática quiénes están al frente de estos poderes fácticos, por lo que sólo verán derrumbarse su poder, sin saber de dónde proceden las ondas sísmicas.
Otra situación libertaria circunstancial de México podría ser el eventual cataclismo del Estado Norteamericana, procedente como siempre ha sucedido en la historia universal de los imperios, mediante un choque mortal entre las dos fuerzas políticas que aparentemente dominan el escenario de la vida pública norteamericana: los demócratas y los republicanos, quiénes son en la realidad las expresiones de las dos grandes fuerzas capitalistas de los Estados Unidos: los dueños del capital financiero y de los inmuebles y quiénes controlan la industria bélica, el petróleo y todos sus negocios derivados. Aunque es remoto que los judíos de Obama sean derrotados en el próximo proceso electoral, no debe descartarse una remontada de Romney en los últimos meses, ya que las aportaciones de sus seguidores casi duplican a las de Obama. De llegar a suceder este evento, toda la relación geopolítica actual tendría que replantearse.
La generación que ejerció el poder en México durante el período posterior a la Revolución Mexicana se sustentaba en el control de las fuerzas bélicas y en el ejercicio de la palabra oral y escrita. A partir de los años setentas, los poderes fácticos se ejercieron mediante el control de la imagen del medio televisivo y aun cuando empezó a derrumbarse en el año 2000, frente al naciente mundo digital, la situación persiste hasta ahora, debido sobre todo, a la indolencia, la apatía y la cultura colectiva del mexicano que durante toda su historia ha deseado ser liderado por Quetzalcóatl o por su equivalente en el mundo actual.
(Imagen tomada de Internet / Derechos reservados por el autor)