El descubrimiento de fragmentos de unos murales hallados en el Patio de las Columnas en Teotihuacán demostró que hubo un vínculo muy íntimo entre estos dos pueblos que buscaban florecer juntos para llevar la civilización a todas las naciones del mundo que ellos conocían.
En una estructura del edificio llamado Casa C, de la zona arqueológica de Palenque (Chiapas) se encontró en agosto de 2018 una estructura modelada con estuco que representa a K’inich Jannab’ Pakal, el mítico gobernante maya que algunos creen que era hombre de otro tiempo y espacio. Esa pieza es de entre los años 684 y 720 dC y es la primera figura de Pakal en su vejez.
A pesar de que Tláloc es una deidad náhuatl del centro de México se encontró una pequeña figura con su nombre en una cueva de Chichén Itzá que indica que además de una relación comercial entre nahuas y mayas hubo un intercambio cultural que llegó a que los mayas adoptaran algunas deidades lejanas.
El estudio de esta relación entre dos culturas tan diferentes apenas se inició en 2019, por lo que se espera que arroje nuevos conocimientos sobre los mayas que pueden reescribir parte de su historia. Se puede considerar uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de México de los últimos años.