El pasado martes, la oficina de ciencias de la Casa Blanca declaró que uno de los principales logros de Trump había sido ‘poner fin al Covid-19’. Cuando todo mundo sabe que la pandemia sigue creciendo. Y en el debate de la semana pasada declaró que Nueva York era una ciudad fantasma, cuando hay 8 millones de personas que pueden ver esa mentira.
El lunes pasado en Pennsilvania afirmó que no se podía ir a la iglesia gracias al gobernador demócrata del estado. Mientras miles de habitantes de Pennsilvania que asisten a la iglesia saben que eso no existe.
El miércoles en Arizona, Trump despotricó sobre California diciendo que la gente trae una máscara especial que bajo ninguna circunstancia se la puede quitar y que tienen que comer a través de ella, cuando hay 39 millones de residentes de California que saben que nada de eso existe.
Esto indica que el Presidente está convertido en un psicópata que sólo es guiado por su cerebro enfermo. Como Trump ve muy probable su derrota sólo ve que su partido y decenas de millones de votantes van a seguirlo al abismo de todos modos.
La estrategia republicana se basa en tratar de asustar a los votantes sobre cosas malas que no están sucediendo, sin notar las cosas malas que si están sucediendo, como la pandemia y el cambio climático.
Es probable que esta estrategia de mentir pueda o no funcionar, pero envenenará la vida política de Estados Unidos por muchos años y acabará con el gran país que lideró al mundo por más de doscientos años.