Los Poderes Reales detrás del Orden Mundial (IV)

 

       

El último movimiento más o menos visible de los dueños del poder en el mundo fue cuando el Primer Ministro Británico, David Cameron y luego el Presidente Obama abandonaron su promesa de responder al presunto uso de armas químicas en Siria, remitiendo el asunto al Parlamento británico y al Congreso estadounidense donde todos votaron un rotundo ‘no’ pero siguieron con el asunto vivo. Aunque este notable cambio de actitud se percibió de inmediato, pronto se hicieron evidentes otros eventos que señalaban un cambio definitivo en la diplomacia de los Estados Unidos y del Reino Unido.

Se evidenció también el repentino ascenso diplomático de Vladimir Putin y la difusión mundial de las negociaciones de Washington sobre el tema nuclear con Irán para disgusto del Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Es obvio que tales cambios no son accidentales, sino forman parte del último ‘Proyecto’ de los ‘dueños del dinero’ para convertir al mundo en su feudo privado. Ya desestabilizaron al mundo al controlar su sistema financiero y han comenzado a manipular los presupuestos de muchas naciones, mientras siguen adelante con su idea de instalar un ‘nuevo orden mundial’ sin utilizar ninguna forma violenta de presión.

Desde hace ya varias décadas ha existido una lucha diplomática entre los Estados Unidos por una parte y China, Rusia y los BRICS en cuanto a la idea de crear un orden mundial unipolar por parte de los Estados Unidos y uno multipolar según el otro grupo de naciones. El hecho real es que el dólar predomina aún como moneda mundial de reserva y los Estados Unidos consideran esta situación como una prerrogativa legítima. Pero es muy notorio que los Estados Unidos hayan abandonado su tradicional arrogancia en los recientes casos de Siria y de Irán, mientras Putin fue elevado a la condición de un respetado líder mundial. Es muy enigmático que de pronto ya no haya sido rechazado por Washington y se le considere ahora casi un héroe mundial.

Repentinamente, los dueños del dinero global han decidido entrar a la multipolaridad en un proceso extraño de ‘desamericanización’ en combinación con un fortalecimiento de la ONU. La diplomacia parece volver al centro del escenario mundial y se habla ya de una ‘comunidad internacional’. Parece que se resolverán las tensiones existentes entre las diferentes potencias. Lo mismo sucede con la crisis de Irán y sus planes nucleares, de modo que la razón y la diplomacia serán las reguladoras de las relaciones internacionales. Todo hace pensar que la ONU empezará a desarrollar la función para la que fue diseñada. Se percibe una nueva ONU que aunque no será el gobierno mundial contará con los poderes necesarios para acallar a las voces disidentes, tal como ha sucedido con la UE.

Se está planteando un gobierno centralizado que aplica todo su poder en asuntos de guerra y de paz, en un momento en el que todo mundo desea la paz. Se ofrece un modelo de paz en el que se esconde la Agenda 21, un programa en materia de sostenibilidad que tiene como objetivo la microgestión de todos y cada uno de los aspectos de la vida de los seres humanos a un nivel de control superior al que existía en el antiguo régimen comunista de Rusia.

Gran parte de lo que se denomina como ‘terrorismo’ son falsas operaciones o actos de mercenarios que trabajan para las agencias de espionaje de Occidente. De modo que todo este proyecto de las élites multimillonarias no es tan atractivo como pretenden presentarlo. Pero no hay duda de que la ONU reformada tomará el papel de gestor de la nueva sociedad a través de las burocracias transnacionales que no rinden cuentas a nadie como el FMI, el IPCC, la OMS, la OMC y otras más, mientras se instalan, sin que nadie se dé cuenta, los nuevos paradigmas del mundo actual.

Para lo cual he seleccionado los nueve paradigmas del nuevo orden mundial financiero que publicó el fundador y presidente ejecutivo del Foro Internacional de Davos, Klaus Schwab hace apenas unos días.

1.- El crecimiento económico será impulsado por la innovación y la imaginación y no por el capital o los recursos naturales.

2.- El crecimiento económico será más lento, pero potencialmente más estable que antes de la crisis.

3.- El motor clave del mercado será el cambio tecnológico. Pero si los efectos de la revolución industrial de finales del siglo 18 no se hicieron sentir sino hasta un siglo después, los cambios de ahora impactarán en las economías como un tsunami, sin mucha alerta previa y con una fuerza inexorable.

4.-Las abundantes interconexiones del mundo de hoy aceleran el ritmo de cambio. El progreso tecnológico no solo afectará a las estructuras económicas, sino a las gubernamentales, a los mecanismos de seguridad y a la vida cotidiana de la gente.

5.- Competir en la economía del siglo 21 requiere una capacidad de adaptación implacable. No se podrá descartar nada. Cada práctica y cada estándar deberán ser repensados. Cada sector deberá estar preparado para cambiar de los pies a la cabeza.

6.- Como parte de un cambio general, ya se está realizando también una revolución minorista. Su base será un cliente que paga por usar un servicio o una mercancía y no puede poseerlos.

7.- La industria de la producción también quedará transformada y las responsables serán las tecnologías de impresión en tres dimensiones que eliminaran o reformarán las cadenas de suministro.

8.- La revolución tecnológica no solo reformará lo que producimos y las vías de producción. También remodelará profundamente quienes somos, nuestros hábitos, intereses y visión del mundo. La automatización del trabajo impulsará más personas hacia unos empleos mejor remunerados y más productivos que se adapten mejor a ‘la nueva era del talentismo’.

9.- Los Gobiernos tendrán que reaccionar y esforzarse para que los servicios públicos tengan el mismo nivel de eficiencia tecnológica que ofrecen las empresas privadas.

Adenda: No percibo la forma de modificar el proyecto de quiénes controlan al mundo, pero creo necesario darlo a conocer sin tapujos.