En el año de 1994, en pleno auge del gobierno de Clinton los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) socavando la soberanía de las tres naciones. Lo que en realidad intentaba la élite de multimillonarios en el poder global era darle mayor poder a las corporaciones a expensas de las naciones. Con ese tratado las corporaciones tienen el derecho de demandar a los gobiernos firmantes si sus regulaciones hacen disminuir los beneficios empresariales. A las grandes corporaciones empresariales ya no les interesan la ecología, ni la seguridad ni los derechos de los trabajadores. Al crear la OMC (Organización Mundial de Comercio) controlada por ellos mismos, ya no les preocupan las demandas de los trabajadores ya que este organismo es el responsable. A partir del éxito de ese truco legal se crearon tratados de libre comercio similares entre otros grupos de naciones en todo el mundo.
La OMC sustituyó al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) e inició una campaña para aumentar el poder de las empresas creando otros tratados de libre comercio obligatorios para todos los miembros del OMC, incluyendo a la UE (Unión Europea) En resumen el efecto global de este proyecto neoliberal ha sido el de socavar la soberanía de las naciones, desestabilizar sus finanzas, disminuir el nivel de vida doméstica de los ciudadanos que no son de la élite y destruir todo el sistema monetario anterior a Bretton Woods. Han sido enormes los estragos de este proyecto neoliberal en el ‘tercer mundo’ y se han magnificado por las acciones del FMI ya que los gobiernos de estas naciones son forzados a endeudarse a niveles que no pueden cubrir. Cuando recurren al FMI se les conceden préstamos adicionales, con intereses y condiciones draconianas, por lo que se ven obligados a vender los activos nacionales – como el derecho del agua – a precios de ganga a las corporaciones extranjeras de los países que prestan el dinero. De esta forma la pobreza aumenta por sistema a donde quiera que entre el FMI.
En septiembre del 2001, los ‘poderes ocultos de los dueños del dinero’ mandaron hacer una demolición controlada de las Torres Gemelas de Nueva York, para inventar una supuesta conspiración del grupo terrorista Al Qaeda. Después de este falso evento se instaló la ‘Ley Patriot’ que destruyó todas las garantías constitucionales conduciendo a procesos masivos de encarcelamiento, la legitimación de la tortura, la detención indefinida y sin recursos legales de personas sospechosas y el establecimiento de un estado policial que no rinde cuentas a nadie. Como principal consecuencia de este evento falso y a los atentados de Londres poco tiempo después se implementó en todo el mundo Occidental una legislación ‘antiterrorista’ que viola todas las libertades del ser humano que habían sido el orgullo fundamental de Occidente.
También surgieron excusas para el intervencionismo militar y de la posesión de armas de destrucción masiva inexistentes que permitieron las invasiones de Iraq y Afganistán, además de otras regiones como Libia y Kosovo donde se reclutan terroristas mercenarios que aparentan luchar por la libertad nacional. Las supuestas intervenciones ‘humanitarias’, tanto en Siria como en Africa han sido realizadas por terroristas mercenarios. Aunque se pueden dar razones geopolíticas y económicas en el caso de dichas intervenciones, tales como el control de energéticos, alimentos y minerales, el propósito central ha sido el de socavar la soberanía nacional y crear ‘estados fallidos’ a los que desean controlar.
Aun cuando muchos analistas han estado pronosticando el colapso de la civilización no entienden hasta que punto existe un gran poder oculto que ha estado planeando el colapso controlado del capitalismo desde los años sesenta. Ellos fueron los que planearon la crisis financiera del 2008, ya que desean cambiar la economía de mercado por una microeconomía gestionada a nivel mundial. La base del colapso del 2008 fue la creación de la llamada regla de los ‘precios de mercado’ conocida como Basilea II, un edicto del BPI (Banco de Pagos Internacionales) que es el banco central de los bancos centrales. Según esta nueva norma los bancos deben valorar sus activos de acuerdo a los precios en que se podrían vender de inmediato en los mercados regulares.
El primer paso para demoler al capitalismo real fue la derogación en noviembre de 1999 de la Ley Glass Steagall en los Estados Unidos. Después se abrieron las líneas de crédito a nivel mundial y se colocaron todo tipo de préstamos que jamás podrían ser reembolsados, particularmente en el mercado inmobiliario de los Estados Unidos. Esas pésimas hipotecas fueron agrupadas en ‘derivados’ con un seguro falso que se le anexaba para que dichos ‘derivados’ fuesen calificados como ‘triple A’ y fueran comercializados con facilidad en los mercados globales.
De esta forma se creó la ‘burbuja de la vivienda’ y esos derivados tóxicos aumentaron el riesgo en todo el sistema bancario, de modo que cuando la burbuja estallara, todo el sistema bancario quedaría insolvente. Esto sucedió en el 2008, pero eso no fue lo peor, ya que cuando un banco o cualquier negocio se declara insolvente, lo más razonable es crear una suspensión de pagos y un balance de activos y pasivos, de modo que los préstamos malos puedan ser entregados a los acreedores sin garantías y se puedan reanudar las operaciones bancarias normales. De modo que el banco pueda ser operado por el gobierno o venderse al sector privado.
No obstante, los grandes poderes ocultos crearon una nueva doctrina donde se señalaba que esos bancos ‘eran demasiado grandes para quebrar’ y mintieron diciendo que dichos bancos no eran insolventes, sino que sufrían una crisis temporal de liquidez. Entonces se puso en marcha un absurdo programa de rescates bancarios que dañó a todo el mundo. Como los bancos eran insolventes, los gobiernos no podrían cumplir con sus obligaciones de rescate y se vieron obligados a pedir prestado más dinero para cumplir con ellos. Y fue entonces cuando el gran poder oculto se quedó con todo.
La insolvencia bancaria se convirtió en insolvencia del gobierno y en lugar de bancos en suspensión de pagos, los gobiernos más endeudados se vieron obligados a la suspensión de pagos como fueron los casos de Irlanda, Portugal, Grecia y España. Entonces los verdaderos dueños del poder enviaron a sus agentes a dichos países para tomar control de sus presupuestos nacionales decretando un régimen de austeridad e iniciando el remate de sus activos nacionales a precios de ganga. Esto ha ocasionado que en Occidente en lugar de naciones soberanas que operan de acuerdo a las fuerzas del mercado existan naciones que son propiedad de los ‘dueños del dinero’ operando en base a los presupuestos asignados por los bancos centrales de su propiedad.
Adenda: Aunque en la apariencia del nuevo orden mundial existe un modelo geopolítico plural, lo cierto es que todas las naciones del mundo, incluyendo las nuevas potencias de China y la India están totalmente controladas por los siempre ocultos dueños del dinero de todo el mundo cuyos representantes apenas aparecen aleatoriamente en eventos internacionales a los que solo asisten las más altas élites políticas, financieras y económicas de todo el mundo, como el Foro de Davos y el Club de Bilderberg.