Los nuevos mastines en la ruta del Gran Medio Oriente

TUNEZ.- Desde fines del 2010 se hizo del dominio público la estrategia de los Estados Unidos para instalar nuevos líderes políticos en la ruta petrolífera más grande del mundo que se inicia en el norte de África, pasa por el Canal de Suez, rodea a la península arábiga y después de internarse en el Oriente Medio continúa su ruta por el Océano Indico hasta llegar a los mares del Sudeste Asiático hasta las Coreas y Japón. El primer país donde se inició la estrategia fue Túnez de dónde fue derrocado desde hace nueve meses el dictador Zine El Abidine Ben Alí quién fue el mandamás durante varias décadas. El día 23 de octubre se realizaron las elecciones en dicho país para buscar un sucesor del mencionado dictador Ben Alí.

Aunque los resultados definitivos de dichas elecciones aún no se conocen de forma oficial, todo indica que habrá una victoria contudente del partido de los islamistas de el Nahda encabezado por Rochid Ghanouchi, quién formará una alianza con dos partidos laicos más que tienen ligero tinte de izquierdas nacionalistas. Uno sería el Ettakatol de Mustafá ben Jaafer y el otro el Congreso para la República (CpR) fundado por Moncef Maizouki durante su exilio en París.

De la Asamblea que se constituirá entre estos tres partidos mayoritarios surgió el día 24 de Octubre el primer candidato a la presidencia de Túnez, Mustafá Ben Jaafar, líder del Ettakatol que probablemente será el triunfador, ya que el partido islamista que posee una mayoría abrumadora de asientos en la asamblea se ha desistido de presentar un candidato a la presidencia.

Según los numerosos observadores de la Unión Europea y de la Fundación Carter, estos procesos electorales han sido limpios, aún cuando se presentaron acusaciones de parte de una minoría de jóvenes tunecinos sin partido que exigían la investigación de los financiamientos que provenían de empresas privadas y públicas instaladas en el Golfo Pérsico. No obstante, ya se da como un hecho el control del País por parte de esta alianza que está controlada por los poderes fácticos de Occidente y cuyos principales líderes fueron entrenados por los grandes centros de espionaje de los Estados Unidos convertidos en organismos no gubernamentales de vocación democrática y libertaria desde los tiempos del presidente Reagan.

EGIPTO.- Aunque Omar Suleiman, el número dos del régimen egipcio durante los tiempos de Hosni Mubarak, combatió dos veces contra Israel en la Guerra de los seis días y en el Yom Kippur en los años ochentas, pronto fue ascendido a responsable del espionaje militar y en 1993 pasó a convertirse en dictador de la inteligencia egipcia.

Su prioridad fue acabar con el islamismo radical y aliarse con los Estados Unidos. En 1995 formó el acuerdo que permite extraditar a los sospechosos de terrorismo secuestrados por la CIA o por las fuerzas amigas de cualquier lugar del mundo, para evitar que se excedan los supuestos límites legales de la democracia durante los interrogatorios.

Suleiman negociaba con los altos oficiales de la CIA, por lo que el embajador de los Estados Unidos en Egipto Edward Walker señalaba que Suleiman era al mismo tiempo muy brillante y realista, aunque tenía un lado oscuro por algunas acciones de tortura que los egipcios consideraban ilegales pero que él no se preocupaba de esas minucias.

Aunque Suleiman dice que se retirará de la actividad política en cuanto se resuelva el problema sucesorio en Egipto, quiénes conocen a esta persona saben que él seguirá siendo el nexo con los Estados Unidos del gobierno que se elegirá en los próximos meses. Como siempre, actuando a la sombra de quién aparecerá como el líder político nacional.

LIBIA.- El poder interino que ha quedado en Libia tras el asesinato de Gadafi está constituido por fuerzas muy diferentes, que van desde las milicias civiles armadas, grupos políticos y religiosos, además de representaciones regionales y tribales. Sólo coinciden en el propósito general de aniquilar al tirano y a su familia.

Todo el futuro de esta rica nación que produce 32,000 millones de dólares por año en barriles de petróleo y que sólo cuenta con una población de 6 millones de habitantes, se encuentra, en apariencia, sin un liderazgo único y sin grupos políticos y religiosos capaces de ejercer un liderazgo. Lo único visible en el panorama actual es la presencia de Mahamud Jibril, un laico formado en universidades occidentales que unifica a muchos enemigos de todo tipo.

Este individuo, en forma circunstancial se ha convertido en el único líder visible en el proceso actual de reconstrucción del Estado de Libia. Obviamente se presenta como un promotor de la democracia, el laicismo y los demás valores y paradigmas que propalan los norteamericanos y cuyo punto de partida es el mito francmasónico del ‘destino manifiesto’ que impone las decisiones del Imperio al resto del mundo.

Según Jibril, dentro de ocho meses un Congreso Nacional provisional de 200 miembros construiría un proceso electoral democrático y elaboraría una normatividad constitucional para el 2013. Entonces él se retiraría de la actividad política, volvería a la docencia y dejaría el poder político en algún líder político islamista, como es el caso de Joakim Belhak. Lo que significaría devolver el poder real a los Estados Unidos y a Occidente.

Todavía quedarían pendientes los casos de Bashar al Assad en Siria, el de Aalí Abdalá Saleh en Yemen del Sur y el de Hamad il Isa al Jalifa de Barhein. Pero el hecho fundamental es que la ruta seguirá siendo controlada por los Estados Unidos y sus principales aliados de Europa para tratar de controlar el flujo de energéticos hacia Rusia y China que son sus principales enemigos bélicos y comerciales.

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