Los drones: asesinos al margen de la ley

 

Con la nueva base de drones instalada en la localidad de Arba Minch en Etiopía, los Estados Unidos pueden enviar aviones no tripulados para espiar a los supuestos terroristas de Al Qaeda en el este de África y atacar a sus enemigos en Asia y en la península Arábiga.

Además de esta nueva base en Etiopía, desde el 2009 se habían instalado bases secretas de drones en las islas Seychelles – que fue la primer base de este tipo fuera de los EUA – y son conocidas como cazadores asesinos, ya que pueden llevar consigo los misiles Hellfire.

Existe otra base de drones en el Campo Lemonnier en Djibuti que es protegida por un ejército de 3000 soldados estadounidenses. Supone el Pentágono que con estas tres bases conocidas y otras más que aún se mantienen en secreto, puede controlar las acciones de Al Qaeda en Somalia, donde es conocida como Al – Shabaab. Además señala que las misiones de los drones que parten de Etiopía es sólo la de grabar los movimientos de los supuestos terroristas de esa región.

Los drones son pequeñas computadoras con alas que pueden grabar videos, espiar y lanzar misiles y otras armas mortales. En sólo diez años los Estados Unidos han construido alrededor de 7000 drones que pueden grabar videos, espiar y lanzar misiles. Estos representan un 70% de las existencias mundiales de estos artefactos y ocasionan un gasto anual de 5000 millones de dólares que forman parte del presupuesto militar.

El Predator y el Reaper son los dos modelos más comunes en el mundo. El Predator se utiliza para reconocimiento y puede cargar dos misiles Hellfire, tiene una longitud de 8 metros, puede viajar hasta 217 km por hora y permanece volando hasta distancias de 700 km. Su costo es de alrededor de 20 millones de dólares por unidad. El Reaper mide 11 metros de largo, puede cargar misiles y bombas guiadas por laser, alcanza 370 km por hora de velocidad y tiene una autonomía de 1800 km. Su costo aproximado es de 50 millones de dólares.

Además de estos dos drones que son los más comunes existen modelos muy avanzados como el Wasp III que pesa medio kilogramo y mide menos de 30 centímetros de largo. Aún así de pequeño alcanza 30,000 metros de altura y lleva cámaras y un localizador GPS. Ahora mismo se está desarrollando el Nano Hummingbird de 16 centímetros de longitud y tan sólo 18 gramos de peso.

Estos aparatos se operan con dos personas: un piloto y un técnico de sensores. La mayor base de drones está en el estado de Nevada y según los psiquiatras expertos en asuntos bélicos, aunque sus operadores nunca enfrentan a sus enemigos sufren las mismas secuelas postraumáticas de los soldados de infantería.

Los Estados Unidos nunca han admitido públicamente el uso de los drones en países con los que no tienen guerras declaradas, como Pakistán, Somalia y Yemen, por lo que utilizan argumentos legaloides al señalar que aunque la CIA es quién opera estos instrumentos mortales, se trata de una agencia de inteligencia que no pertenece a las Fuerzas Armadas y puede realizar estos crímenes sin recibir ningún castigo o demanda de la comunidad internacional.

Con estas armas mortales, los Estados Unidos han aniquilado a terroristas de gran renombre como Aulaki y Atiy Ah Abd al Rahman quién era el dirigente número dos de Al Qaeda . Sólo en el 2011 se han realizado más de 60 ataques en Pakistán con drones en los que ha habido una gran cantidad de víctimas inocentes sin que se origine ninguna demanda internacional por crímenes de guerra al respecto.

Como todas las operaciones con drones se realizan bajo el control de la CIA, según sus propias reglas y con datos secretos, estos dispositivos se convierten en armas letales que no generan responsabilidad pública. La labor de matar se va dejando cada vez más en manos de máquinas que aún cuando son operadas por humanos, muy a menudo pierden el control y matan a seres inocentes o pegan en blancos erróneos.

Aunque por ahora es difícil que Skynet tome el control del mundo, resulta muy cuestionable la robotización de la guerra, de la vida y de la muerte, ya que estos aparatos carecen de ética. No obstante, en el futuro inmediato, los drones pueden constituirse en la primera línea de defensa y de ataque de los grandes países, si se considera la gran rapidez con la que han sido construidas estas bases en los puntos críticos de África Oriental y a lo largo de la ruta petrolífera del Gran Medio Oriente, a donde se ha trasladado la disputa por el poder mundial entre los Estados Unidos y la alianza entre China y Rusia.

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