La base de Trump es de hombres blancos enojados, en su mayoría sin título universitario que lo ven como el embajador de su ira, administra su miedo, consuela sus pérdidas y defiende su condición de víctima. Trump es el hombre blanco enojado que lidera la batalla para los hombres blancos enojados y creen que el país puede reunirse y olvidarse de este período. Trump está construyendo un ejército de agraviados a plena vista.
Son sus propios mercenarios que Trump no dirige personalmente pero que se niega a condenar. Trump está luchando por el poder blanco y la herencia blanca, lamenta la pérdida de monumentos ‘hermosos’ y está luchando por mantener fuera a los extranjeros a menos de que sean de países como Noruega, donde hay una abrumadora supremacía blanca. Lucha para que la gente sea tonta y no lleve máscara en medio de la pandemia global del Covid-19.
Trump lucha por esta gente que sabe seguirán luchando por él y los mantiene enojados porque así los necesita. Hay una gran probabilidad de que Trump pierda las elecciones, pero también hay una alta probabilidad de que gane la mayoría de los hombres blancos.
La pregunta clave es como un Trump enojado y sus blancos enojados reaccionarán ante la derrota.