La plutocracia global

 

Cada día son menos los analistas políticos y económicos que critican la posición de impunidad y superioridad obvia que exhiben quiénes poseen grandes cantidades de bienes, dinero o instrumentos que los representan. No obstante, ahora mismo el gran economista Paul Krugman parece no poder aceptar todavía la falta de disposición de Romney para que se hagan públicas las actividades financieras anteriores a su designación como candidato republicano, ya que considera totalmente privadas las operaciones financieras de los hombres de negocios. Según Romney, ellos son quienes impulsan la confianza de los inversionistas y son a final de cuentas, los que generan la riqueza de la nación. Desde su particular opinión, los verdaderos enemigos del progreso de los Estados Unidos son los políticos sin bienes materiales, como es el caso de Obama, quiénes tratando de buscar los votos a favor de los desposeídos entregan – a través de servicios sociales del Gobierno – el dinero generado por el trabajo de los empresarios a individuos que no han hecho ningún esfuerzo para merecerlo.

Tampoco nadie pone en entredicho las ganancias desorbitadas de la industria bélica o de energéticos, donde el Estado norteamericano hubo de endeudarse con ocho billones de dólares entre 2004 y 2008, cuando el gobierno de Bush Jr en sociedad con el Pentágono invadieron Irak, la nación del Medio Oriente que producía la mayor cantidad de petróleo en el mundo a un costo muy bajo, logrando que en unos cuantos años dichos precios subieran desde 8 a 10 dólares por barril hasta alcanzar más de los 100 dólares por barril. No se cuestionaron tampoco las ganancias enormes de las empresas de mercenarios y de servicios para los militares que operaban en el Medio Oriente, las cuales eran manipuladas por el Pentágono y sus socios privados encabezados por Chenney y el presidente Bush. Nadie ha criticado tampoco el rescate que se hizo de las grandes empresas especulativas, de las quebradas empresas automotrices y de las voraces inmobiliarias salvadas con el dinero de los impuestos de los trabajadores norteamericanos.

En plena decadencia, el Estado norteamericano ha dejado su administración en manos de especuladores y de multimillonarios que han dejado de invertir en la producción de bienes y servicios para dedicarse a la especulación financiera en paraísos fiscales o en empresas transnacionales que están al margen de la normatividad fiscal, laboral y ecológica de los Estados Unidos y en negocios inmobiliarios para personas de altos ingresos o para turistas millonarios del resto del mundo. Por lo tanto el desempleo en los Estados Unidos sigue en aumento, su porcentaje de familias en estado de pobreza extrema sigue creciendo y ya alcanzó al de su peor época de la historia en 1959. Mientras que las 400 familias más ricas tienen más ingresos que los 150 millones de norteamericanos más pobres y su deuda externa se incrementa en más de dos millones de dólares por minuto y alcanzará los 16 billones de dólares hacia fines de este mes de julio según datos actuales del Economic Policy Institute.

Este fenómeno producido por los excesos del capitalismo financiero se extiende a todos los países del Mundo Occidental, entre los que deben incluirse a la mayor parte de Europa, Latinoamérica, la Ruta del Gran Medio Oriente, Japón, el Sudeste Asiático y Australia. Pero, mediante el total control de los medios de comunicación masiva, el control parcial de las redes sociales, los trabajos de ‘la inteligencia’, la educación institucional de Occidente y la misma cultura colectiva, esta nueva forma de control político que ejerce la plutocracia en el mundo entero, no solamente no se percibe como una sádica fórmula de control social, sino como una especie de paradigma de vida ideal al que deben aspirar todas las personas que no poseen grandes riquezas.

Es obvio que conforme las naciones tienen menos riquezas, esta forma de dominio se vuelve más visible y oprobiosa, por los que viven siempre con la presencia de movilizaciones sociales de las clases marginadas, como sucede en Grecia, Chipre, Irlanda, Portugal, Albania, Hungría, Serbia, Macedonia, Bulgaria y otras naciones pequeñas, más las naciones que se liberaron de la Unión Soviética, todas las naciones de la ruta del Gran Medio Oriente, las Colonias de Africa, las de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. Para aquellas naciones con economías muy desarrolladas, como Alemania e Inglaterra, el dominio de la plutocracia no causa problemas, ya que es una forma de vida similar a la de toda su historia, mientras que Francia es una nación diferente a todas las de Europa y siempre ha ido a la vanguardia en materia de evolución política, ya que sus variadas ideologías siempre han sido respetadas por ricos y pobres. Pero las naciones que no alcanzaron un desarrollo económico suficiente, como es el caso de España y en menor grado de Italia, los movimientos sociales se agudizan día con día, ya que el nivel de cultura de la sociedad les permite saber que su aristocracia financiera y política son quiénes se han apropiado de toda la riqueza generada en sus países desde que se inició su renacimiento económico hace apenas dos décadas.

Aunque todo hace pensar que ya no es muy lejano el colapso del capitalismo financiero global y la plutocracia dominante en todo el mundo Occidental tendrá que modificar su sistema de dominio que ejerce mediante el capital especulativo, debe considerarse que aún no se hace visible el primer paso que tendrá que darse tarde o temprano para desaparecer la falsa riqueza que genera, ya que la nación que lidera a todo el mundo en esta materia no ha querido aún darlo, permitiendo a los mismos funcionarios que desregularon al capital financiero desde el año 2000 (Timothy Geitnher) permanezcan al frente de las instituciones que controlan los flujos de capital, los instrumentos financieros y todas las variadas formas de generar riqueza que no está sustentada en bienes materiales.

Mientras tanto no existe ninguna nación del mundo que haya propuesto la más mínima fórmula de control en el mundo financiero y todas las naciones del mundo, incluyendo a los enemigos visibles de los Estados Unidos y a las nuevas economías del BRICH esperan hasta que el sistema se colapse por completo. Así ha sido siempre la condición humana y no va a cambiar.

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