Al margen de las abundantes hipótesis conspiracionistas sobre los grupos de élite secretos, de los mesianismos fundamentalistas de las comunidades religiosas subsistentes y de las acciones terroristas de los organismos de inteligencia de las grandes potencias, la idea del presente artículo es exponer a grandes rasgos los elementos fundamentales que propiciaron los cambios en el orden mundial a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial cuando los Estados Unidos y Rusia – mediante el Tratado de Yalta (1945) – quedaron con el control total de la geopolitica mundial, creando un mundo bipolar que duró hasta el fin de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética perdió la mayor parte de sus territorios que controlaba en Europa Oriental, se le dificultó el manejo de algunas de sus naciones aliadas en el Caucaso y de todas las ubicadas en las costas del Mar Negro, hasta que surgió la inexplicable traición final de Gorbachov entregando su patria a los Estados Unidos en 1992.
Aun cuando los Estados Unidos y Rusia controlaban durante la Guerra Fría a sus territorios y colonias mediante el uso de sus fuerzas bélicas realizando funciones policiales y de inteligencia, la gran diferencia que existía entre ambas potencias era su capacidad económica. Mientras que los Estados Unidos estaban justo en el climax de la sociedad industrial y tenían grandes empresas privadas financiadas por el Estado para la producción de alimentos básicos y procesados que vendían con enormes utilidades en Europa – cuyas fábricas y campos agropecuarios habían quedado destruidos por la Guerra – la Unión Soviética aún no había alcanzado su etapa industrial y su absurdo sistema de planes de producción quinquenales para un mercado cambiante había fracasado por completo.
Además, su sistema de propiedades agrícolas y pecuarias colectivas había sido un verdadero desastre y el Estado Soviético había tenido que importar la mayoría de sus insumos alimenticios básicos, dejando al País en bancarrota. Añadida a estas grandes diferencias en la concepción de la economía y de los mercados, Rusia no aplicaba la hipocresía diplomática del mundo Occidental y se enfrentaba en forma directa tanto con Occidente como con el Medio Oriente y el gran imperio de China. Esta situación derivaba en altos costos políticos, en la negación de la banca internacional para financiarlos y en una degradación total de su influencia diplomática en todo el mundo. Por otra parte, el gobierno de Stalin había fracasado en unos cuantos años y después de su muerte habían surgido varios elementos inesperados en la escena internacional y hacia el interior del Estado Soviético que empezarían a desplazar la bipolaridad mundial con gran rapidez y a generar nuevos niveles de violencia internacional acotados por la ONU, o por lo menos totalmente alejados de América.
Los primeros elementos que incidieron en el total derrumbe del mundo bipolar de esa época fueron el resurgimiento económico de Japón que en pocos años se convirtió en la segunda economía del mundo, con grandes alcances en el mercado Occidental, la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE) y la ya mencionada fragmentación del mundo soviético de la posguerra, combinados con el acuerdo entre Rusia y los Estados Unidos para controlar la proliferación de armas nucleares y así evitar una guerra nuclear intercontinental.
La CEE había nacido en 1957 con el Tratado de Roma y pronto alcanzó gran éxito económico, al grado de que el Reino Unido solicitó su ingreso en 1961, cuando no la había querido reconocer en su inició, por lo que fue rechazado en 1963 y en 1967 ya que el presidente de Francia Charles De Gaulle consideraba con justa razón que Reino Unido era el Caballo de Troya de los Estados Unidos por su manifiesta hermandad bélica y financiera.
La situación histórica global ‘de facto’ fue que el mundo bipolar dejó de serlo por unos cuantos años (1992 – 2000) durante los cuáles todo el mundo estuvo controlado solamente por los Estados Unidos, hasta que los problemas sexuales de Clinton en 1999 permitieron la creación de la primera gran burbuja del mundo digital del capitalismo especulativo y el gran capital financiero de los judíos y de las familias más ricas del mundo empezó a tomar el control del mundo entero.
Este delito internacional de la liberación total del capitalismo financiero originó grandes fraudes en el mundo inmobiliario y en el de la producción industrial: mientras que el mundo inmobiliario daba grandes financiamientos sin garantías que luego exigía sin conmiseración propiciando la quiebra de las dos más importantes inmobiliarias públicas de los Estados Unidos (Freddy Mac y Fanny Mae), además de innumerables inversionistas privados. En los hechos, el mundo de la producción industrial casi desapareció y se volvió totalmente especulativo. Con la bancarrota de los Estados Unidos y el poder adquirido por sus principales acreedores, como China, Japón y Alemania, los poderes dominantes en el mundo se multiplicaron y están convirtiendo al nuevo universo global en un sistema complejo donde el dominio proviene de varias potencias económicas y de un mundo unipolar ha transitado a una nueva aldea global multipolar donde ya no solo están China, los Estados Unidos y Rusia, sino que se van agregando potencias emergentes como la India, Brasil y las viejas colonias yankees de Alemania y Japón.
Por desgracia las naciones del tercer mundo continúan en su proceso de precarización y alejamiento de las naciones desarrolladas, ya que el proyecto histórico secular de las potencias dominantes ha sido eliminarlos de la aldea global por todos los métodos posibles para dividir la riqueza mundial entre un pequeño grupo de personas provenientes de las etnias superiores que cada día es menor.
Adenda.- En este nuevo universo de la comunicación digital donde va desapareciendo el lenguaje escrito cobra singular importancia la figura del sociólogo canadiense Marshall Mc. Luhan, quién sin haber conocido el lenguaje digital, lo profetizó en sus diversos libros sobre la Aldea Global en los años sesentas donde ya aparece el fenómeno de comunicación digital entre las diversas regiones y etnias del mundo que surgió casi medio siglo después de sus investigaciones.
Pero el fenómeno social más importante en la nueva aldea global es sin duda el control total de las movilizaciones de las clases medias bajas y de los trabajadores por las pequeñas élites de los poderes fácticos que están propiciando el regreso a una sociedad más empobrecida, sin sus derechos fundamentales y en las peores condiciones de iniquidad e injusticia de la historia postmoderna.
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