La toma del Capitolio de hace unos días marca el fin de la ‘América Way of Life’ que no pudo contener el disgusto de millones de estadounidenses que han sido excluidos de la economía, la sociedad y la cultura en las últimas décadas.
Se está viviendo el resultado de desmantelar el estado de bienestar por el neoliberalismo, donde prosperan ideologías fascistas, como el odio a lo diverso, el privilegio de una raza, la negación de los hechos y de la ciencia innovadora de pseudorreligiones que están en la fundación de la nación estadounidense.
Los excluidos del neoliberalismo ven a la globalización como su verdugo, ya que han perdido sus empleos porque sus empresas se fueron a China, a Vietnam o a México. Sus salarios están muy bajos y se ha creado el caldo de cultivo para que un líder carismático dispuesto a destruir la democracia con fines personales, como Trump, encabezara todos esos agravios en contra del establishment neoliberal.
La respuesta es sencilla, ya que en la cultura de Estados Unidos un millonario va más allá de toda sospecha. Un millonario es alguien de fiar que podría impulsar a una nueva nación de diversidad, donde predominen la ciencia y el laicismo.