La premeditada caída de Mubarak en Egipto y de Ben Alí en Túnez forman parte de un proyecto de los Estados Unidos que data del 2004, cuando el entonces presidente, George W. Bush presentó el Proyecto del Gran Medio Oriente para derrocar a sus dictadores de la ruta petrolífera más importante del mundo actual y reemplazarlos por dirigentes también fieles a ellos pero con el apoyo popular. La idea central de esta estrategia es evitar que las demás potencias mundiales y los mismos rebeldes puedan detectar la manipulación del Imperio.
Durante el momento más crítico de la Guerra del Golfo en 1991, el FMI impuso un programa devastador a Egipto, a cambio de la anulación de su deuda militar multimillonaria con Estados Unidos, así como de su participación en la guerra. Subieron desorbitadamente los precios de los alimentos, se privatizaron la mayoría de las empresas del Estado y las terribles medidas de austeridad condujeron al empobrecimiento general y al colapso de la economía, exhibiendo a Mubarak como el discípulo modelo del FMI.
Otro tanto sucedió en Túnez, al imponer las reglas del FMI durante 23 años, ocasionando una crisis similar a la de Egipto, mediante el establecimiento puntual de las reglas del Consenso de Washington al gobierno de Ben Alí. Desde que Estados Unidos pretendía la hegemonía del mundo entero colocó dictadores, tanto en Latinoamérica como en África. Así desfilaron Pinochet, Videla, Baby Doc, Ben Alí y Mubarak, mediante un sistema de golpes militares patrocinados por Estados Unidos. En al actualidad cambiaron de este modelo al de supuestas ‘elecciones libres’ bajo la supervisión de la comunidad internacional. Tanto Robinson como Chomsky denominan con el nombre de poliarquía a este nuevo sistema de dominio.
Ahora mismo Obama ya se posicionó en Túnez y propone un supuesto ‘programa democratizador’ con la celebración de elecciones limpias. Además intenta debilitar el papel de Francia en Túnez, y echarla fuera del Norte de África. Jeffrey Feltman, el diplomático de más alto nivel en el Medio Oriente fue el primer funcionario extranjero que llegó a Túnez después de que fue depuesto Ben Alí el pasado 14 de enero y procedió a realizar reformas políticas de inmediato que auguran la predominancia del control norteamericano sobre el francés.
El mecanismo que ahora utiliza el gobierno estadounidense después de defenestrar a uno de sus dictadores es buscar la cooptación de los dirigentes de la oposición mucho antes del colapso del gobierno títere. Este procedimiento es implementado y financiado por fundaciones supuestamente autónomas con base en los Estados Unidos, entre las que destacan la National Endowment Democracy (NED) y la Freedom House (FH), ambas con fuertes nexos con la CIA.
Reagan creó la NED después que se descubrió el financiamiento de la CIA a golpes de Estado en el extranjero. En la NED participan tanto demócratas como republicanos, el gran consorcio sindical de la AFL-CIO y la Cámara de Comercio. Con estas fundaciones Washington juega a su doble moral histórica, apoyando simultáneamente a sus dictadores y a sus opositores.
Desde la visión de Washington, en el reemplazo de sus regímenes dictatoriales ya no se requiere de otro sistema autoritario, como durante el apogeo del imperialismo, sino que podría ser mediante la cooptación de partidos políticos opositores, el financiamiento de ONG’s, la infiltración de los grupos rebeldes y la manipulación de la elecciones nacionales.
Existen claras evidencias de que gran cantidad de ‘sospechosos’ que actúan en grupos internacionales de derechos humanos han sido entregados en secreto a Egipto para que este país sirva como una especie de gran Guantánamo del Medio Oriente, libre de las sutilezas legales de Occidente y de los criterios de los grupos internacionales de derechos humanos.
La verdadera intención de los Estados Unidos en esta crisis del nuevo Gran Medio Oriente es utilizar a los actuales movimientos rebeldes para instalar un nuevo régimen con el apoyo de la grandes mayorías que sea leal a sus intereses geopolíticos regionales. La historia mas reciente está llena de triunfos y fracasos de esta nueva estrategia de dominio del Imperio.
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