Nuestra época será recordada entre otras cosas por haber transitado de la era de la información a la del conocimiento, pero en especial, por haberse afianzado la educación en la era del aprendizaje digital y el aprendizaje “on line” o teleaprendizaje. La metáfora de Marshall McLuhan (l962) de la aldea global podría ser substituida por la de la escuela global medio siglo después. Es un hecho, que esto se ha manifestado en nuestros días a través de organizaciones como Educación Sin Fronteras o con la promoción de prestigiosas (otras no tan prestigiosas) universidades que ofrecen títulos a un gran número de alumnos que se han inscrito”on line”; la pregunta obligada es : se estará agotando el paradigma de la educación como lo conocemos?.
En un provocativo artículo W. Bertrand (2011) nos manifiesta que probablemente este sea el caso y que nuestras Universidades se esten quedando atrás en relación a los avances de la tecnología e incluso considera que están entrando en un proceso de Tecno-esclerosis. Esto se manifiesta entre otros aspectos, por el incremento de la velocidad de la comunicación “on line” de los individuos y sus redes sociales, interaccionando en tiempo real y generando lo que podriamos llamar responsabilidades ciudadanas globales con la transformación de las estructuras sociales, como lo hemos visto en menos de cuatro semanas con lo ocurrido primero en Tunez, luego en Egipto y Barheim y actualmente en Yemen, Libia y Argelia. Lo anterior ha generado un proceso de aceleración histórica inédito, que probablemente culmine con la incorporación de 350 millones de árabes que se han quedado rezagados en nuestra cultura tecnológica global, por la perversa cleptocracia de un puñado de autócratas, que se perpetuaron en el gobierno y les robaron a la gran mayoría de ellos la oportunidad de educarse.
Para muchos educadores y científicos la idea del aula ,como espacio físico con cierta ubicuidad permanente, parece “de pasee” en relación con la educación y el aprendizaje. El concepto proviene de los claustros que en las primeras universiades Europeas crecieron y florecieron en conventos como es el caso del convento de los monjes Benedictinos en Salerno la más Antigua de las universidades Europeas fundada en l048. Pero aun antes que la de Salerno se reconoce a la Universidad Al Azhar hasta hace unos dias vigente, como la más Antigua de Occidente pues se fundó en el año 988 en El Cairo. (cronológicamente varias Universidades le anteceden a estas en 0riente, la Escuela Imperial de la Dinastia Zhow l046 A.C.La de Takshashila en Pakistan 700 A,C. y la de Nolanda en India 500 A.C. todas ellas en la actualidad en ruinas).
Más importante aun que privilegiar un espacio físico inamovible es que la mayoría de las universidades no se han puesto al día y no sólo no están utilizando las herramientas adecuadas para el aprendizaje sino que además, no ofrecen estudios especializados en muchos aspectos de actualidad, como control de daños en catástrofes, cambio climático o geoingeniería, y responsabilidad social y ecológica de los ciudadanos. A mayor abundamiento no se han adentrado en aspectos de salud pública, incluyendo la posibilidad de ejercer presiones por los ciudadanos, para que se derogen patentes sobre genes patológicos que enriquecen a compañias farmacéuticas como Myriad, que patentó el gen de la distrofia muscular progresiva, y que le cuesta al paciente 3500 Dlls para diagnosticarse, para citar sólo algunos aspectos.
Si la tecnología en el área de identificación de genes anormales, se hubiera efectuado en Universidades de gobierno estos hallazgos científicos no se habrían patentado y serían un regalo para la humanidad, como lo fue el genoma humano que con un costo de 8 billones de dólares fue decifrado durante el gobierno de Clinton.
Es necesario enfocar en estos tiempos de transformación nuestros esfuerzos para hacer cambios de paradigma en el área educacional y aunque como ciudadanos podemos y debemos influir en estos nuevos paradigmas es importante que los gobiernos los hagan suyos en base a una nueva cultura de responsabilidades globales, capaz de concebir a la escuela global “on line” y a la educación comunitaria continua, en lugar de gastar sumas astronomicas en “spots” televisivos de autoglorificación en todos los niveles de gobierno, como lo hacían los Mubarak, los Kadafi y la casa reinante Al Jalifa en Barhain.
En todas las latitudes es obligación de los gobiernos (aun cuando muchos no lo cumplen) medicarnos, educarnos y asegurar nuestra inegridad física y patrimonial, para eso pagamos impuestos. La Universidad que se concibió en occidente hace un milenio y en América casi medio milenio (1551 la Universidad de Mexico ahora UNAM), debería desempeñar un papel central en esta transformación educativa. Esto no sólo no ha ocurrido en México, sino por el contrario tristemente nuestra máxima casa de estudios en los tres últimos años ha caido del lugar 98 al 150 entre las mejores del mundo y se han disminuido sus recursos presupuestales, a mil quinientos millones de dólares anuales para 300,000 estudiantes, de los cuales el 30% 100,000 alumnos, pagan cuotas simbólicas, pudiendo pagar unos 650 Dlls al año,lo cual aumentaría en 650 millones de dólares el presupuesto anual para investigación como ocurre en algunas universidades públicas en Canada (cuotas que en este país las puede pagar el alumno despues de graduarse). Esto en parte explica por qué el número de artículos científicos y patentes que produce la UNAM sea solo el 20% de lo que produce la Universidad de Seul en Corea del Sur (en todo el año pasado se registraron 78 patentes en México de las cuales el 35% provinieron de nuestra máxima casa de estudios). Para contrastar estas cifras cabe mencionar que el presupuesto de Harvard es de mas de 5,500 millones de dólares anuales para 18,500 alumnos y su produccion científica es casi mil veces mayor que la UNAM.
Es urgente y necesario que la revolucion tecnólogica nos alcance y se busque generar una masa crítica de opiniones de todos los niveles de la sociedad para desarticular ese triangulo de hierro que tiene asfixiada la transformación educativa en México y cuyos catetos hasta ahora inflexibles son: un corrupto sindicalismo, un gobierno inepto y una ciudadania apática.
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