Según el gran visionario de la cibercultura y de las nuevas tecnologías Derrik de Kerckhove, el Internet es invisible como un sistema nervioso, por lo que navegar por la Web es en esencia una cuestión táctil. Al movilizar los dedos sobre el mouse, las imágenes aparecen en la pantalla de igual forma que aparecen en la parte frontal del cerebro al pensar o al recordar un evento. La cultura digital es la fase cognitiva de la electricidad que se ha desplazado de su fase original mecánica, de calor, luz y energía produciendo una transformación inevitable e inconsciente en el individuo y en la mente colectiva global. Algo similar a lo que sucedió en la época del Concilio de Trento, cuando los sabios del Vaticano intentaron imponer un nuevo orden intelectual a una religión socavada por la nueva concepción de un ser humano totalmente diferente al de los cristianos originales. Eso mismo sucede ahora cuando se está implantando un nuevo estado conectado y globalizado del ser humano mediante la cibernética digital.

Dice Derrik de Kerckhove que estos sistemas psicotecnológicos tienen una característica distintiva de los que provienen de la ingeniería genética en su relación con el lenguaje. La mente mantiene siempre una relación estrecha con el lenguaje, de modo que todas las tecnologías que afectan al lenguaje, también afectan a las estrategias del ser humano para organizar el espacio, el tiempo y a su propia mente. Por lo tanto, todas las psicotecnologías reestructuran por completo la mente humana. Aunque sería totalmente impredecible lo que sucederá con la mente cuando se avance de la cibernética digital hacia la cuántica, donde se multiplicarían exponencialmente los espacios cibernéticos y sus conexiones.

Ya en el ámbito de la mente colectiva Derrik de Kerckhove señala también una posible transmutación de la democracia actual en una democracia ‘virtual’ sin perder su principal característica de proporcionar una razonable condición de igualdad. Esta posibilidad se potencializa conforme las grandes masas de la población mundial van accediendo a los ‘weblogs’. En este mismo ámbito surge el ‘cibertrabajo’, donde se plantea la disyuntiva de una mayor libertad del trabajador o una mayor cercanía a los esclavos sonrientes de Un Mundo Feliz de Huxley. Más una tercera situación donde se plantea la desaparición total de la privacidad con el Internet y el posible replanteamiento de la Declaracion Universal de los Derechos Humanos actuales.

No obstante las serias implicaciones de la cibernética digital en la modificación de la mente colectiva, los planteamientos de Derrik de Kerckhove van más allá de esta problemática, al plantear que si esta fase digital de la electricidad favorece o cancela la piratería, tal como ya lo había planteado McLuhan desde hace tiempo, cuando consideraba que la electricidad descubriría todo lo oculto y terminaría con la existencia de ‘lo privado’, tal y como se arrastra la arena en un ‘tsunami’. Considera que la política y la psicología de la identidad privada se basaron en el hecho de que debido a la representación unívoca del lenguaje hablado mediante el alfabeto fonético, cada individuo puede apropiarse del lenguaje a título personal obteniendo una unidad total de cuerpo y mente que le hace creer en la posesión de una libertad en sus ideas.

Recordando a los españoles que inventaron la Santa Inquisición, de Kerckhove señala la ardua batalla en defensa de la libertad de pensamiento y la tolerancia. Señala que los seres humanos de Occidente llegaron a convertirse en individuos con un enorme costo de vidas y de fatigas durante las guerras religiosas que sucedieron a la época de la Reforma que había sido consecuencia de la difusión sin control de libros impresos con nuevas ideas gracias al invento de Gutenberg. Con esta referencia histórica, de Kerckhove pronostica que este modelo actual de humanidad cibernética puede sufrir grandes cambios impredecibles conforme surjan nuevas situaciones electrónicas que afecten al tiempo, al espacio y a la propia identidad del ser humano. Cuando la imprenta aceleró el descubrimiento del alfabeto y recuperó la herencia clásica grecorromana se originó el Renacimiento y las iglesias medievales intentaron crear un conjunto de órdenes religiosas para proteger a la entonces ‘obscena’ imagen de Cristo como único modelo del ser humano.

En la actualidad, para morigerar los posibles efectos los avances de las bandas eléctricas que ponen en peligro la esfera privada del ser humano se están creando universidades e institutos cuyos métodos permiten adaptar a las nuevas identidades conectivas del cibermundo las viejas identidades privadas del hombre alfabetizado, creando espacios de axiomas o actos de fe que siguen protegiendo a las antiguas identidades privadas. De modo que la creación de un nuevo Humanismo no podría resolver esta problemática de los poderes fácticos de querer conservar las viejas identidades, ya que la Internet solo proporciona mayor número de personas con acceso a una cantidad mayor de información, proponiendo una modalidad completamente nueva de distribución de la memoria y de la información. Un cyborg – dice de Kerckhove – es una persona que sabe todo sin tener que molestarse en aprender nada.

Por lo que concierne a los nuevos paradigmas de la vida política actual, de Kerckhove dice tener unas cuantas ideas fundamentales que nada tienen que ver con los paradigmas de la Revolución Francesa, ni del nuevo mundo pseudo liberal de Occidente, destruyendo en primer término los conceptos de izquierdas y derechas políticas, desterrando la idea de la programación natural de la historia y considerando que la verdadera labor política del hombre actual es desarrollar una visión del mundo más completa, más justa y más incluyente. Actuando en función de esa visión global sin ideologías.

Un punto final a esta visión del hombre cibernético delineado por de Kerckhove es el que se refiere al posible cambio de paradigmas en la civilización actual. Considera que todo dependerá de la tercera fase de la electricidad o fase cuántica que ya está muy avanzada. La Humanidad ha retrocedido a una etapa donde se ha puesto en entredicho toda la física de Galileo y de Newton, regresando al caos original. La nueva identidad del ser humano es la de construcción y reconstrucción continuas, tal como se dice en la física cuántica de que ‘las cosas no son, sino que tienden a ser’.

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