A pesar de las restricciones que hay en el período actual, la ceremonia fue densa, festiva y colorida. Se descubrieron territorios desconocidos entre un puñado de espectadores en el recinto se pudieron apreciar la puesta en escena japonesa, sobria y precisa.
Se recordó al equipo de refugiados, al baile de los argentinos, a los torsos brillantes de los abanderados de Tonga y
Vanvatu, pero sobre todo a la llegada de los Blues que marcaron el ambiente con el salto trasero del abanderado y gimnasta Samir Ait-Said.
La edición olímpica se lanza oficialmente con el lavado iluminado por Naomi Osaka al final de la ceremonia. Ahora mismo es el momento de la competencia con los eventos nocturnos y se han iniciado hace una hora, tiempo de París con el evento del remo femenino. Dichos eventos se pueden seguir en el sitio de Juegos Olímpicos de Tokio.
Este júbilo parece inoportuno, ya que sofoca los movimientos de protesta actuales y hace invisible al 80% de la población actual que no quiere los Juegos Olímpicos, debido a los altos riesgos para la salud.