De la misma forma en que el ser humano transitó durante el siglo 20 del mundo de la palabra escrita al de las imágenes cinematográficas y televisivas, ahora mismo, en la segunda década del siglo 21 ya ha transitado de la última fase del ‘homo videns’ con el dominio de la televisión, al del ‘homo digitalis’ con la irrupción de la hipermedia en todas las formas de comunicación entre los seres humanos y la virtual eliminación de la palabra escrita y de las imágenes visibles.

Esta nueva realidad ha hecho desaparecer en muy alto grado el nivel de observación, de análisis y de racionalización en las nuevas generaciones, pero les ha desarrollado una nueva visión del mundo, totalmente diferente a la del mundo gráfico y de imágenes. Ya no se contextualizan los hechos del presente con los del pasado, como sucedió durante muchos siglos y la duración de los ecos de los eventos más importantes en la vida de la sociedad desaparecen a una gran velocidad.

Este nuevo fenómeno social, no solamente se percibe en la vida política, mitológica y artística, sino que se ha establecido como una nueva forma de actuar del ser humano. Nada es durable en la época actual y todas las instituciones y normatividades que dominaron durante los últimos doscientos años se han ido colapsando, dejando a toda la sociedad humana en una especie de limbo histórico donde la ética, la estética y la racionalidad humana han tomado rumbos impredecibles e incomprensibles.

Una fórmula práctica de comprender este fenómeno global del presente es el análisis de los principales eventos del mundo desde la perspectivas de los comunicadores de diversas regiones del mundo, donde se incluyan aquellas sociedades que tienen una edad mítica de la mente (cultura colectiva) donde aún no han aparecido los conceptos de sociedad laica y aun no se conocen los derechos humanos fundamentales, los que aún viven en dictaduras políticas y religiosas extremas o quiénes sobreviven en regiones a donde no ha llegado la cultura del Estado moderno.

No hay duda de que ahora mismo el fenómeno global más notable es la declinación y fragmentación del gran imperio de los Estados Unidos, tanto a su interior como en su relación con los inmensos territorios que solía dominar por completo. Por lo que el evento más visible de este colapso del Imperio es lo que ocurre en el mundo islámico del Norte de Africa, donde destacan los conflictos en Egipto, al ser la región con mayor número de habitantes de religión islámica en Africa y la base territorial de los organismos bélicos y de inteligencia norteamericana más antiguos de esa zona que han servido para controlar una de las regiones del mundo con mayor reserva de energéticos y más cercanos a Europa, donde el Imperio ha contado con sus principales aliados y enemigos.

Mientras que el viejo mundo de la palabra y de la imagen, controlada por los Estados Unidos y sus socios de Europa pretenden que la problemática social en Egipto es producto del primitivismo de la población islámica que no ha sido controlada por el Ejército patrocinado por los Estados Unidos, su sistema de ‘inteligencia’ y el hipócrita ejercicio democrático que pretenden diseminar por todo el mundo; la nueva generación del ‘homo digitalis’ en Egipto señala que su nación ya no puede seguir siendo una Colonia, el Ejército de su Estado ya no debe aceptar el patrocinio de los Estados Unidos por 1300 millones de dólares y su gobierno debe ser elegido solamente por los ciudadanos egipcios de todos los credos e ideologías.

Este mismo fenómeno de insurrección ocurre en gran parte de las Colonias del Imperio y de las que son controladas por sus socios europeos como Inglaterra, Francia y España, pero la fuerza del monopolio masmediático de Occidente se niega a ceder y en todas las formas posibles intenta frenar las filtraciones de informaciones secretas, de negociaciones turbias entre los países más poderosos y del descarado espionaje que se ejerce sobre las naciones subdesarrolladas que son fuentes potenciales de energéticos, ‘commodities’ y alimentos de consumo general en el mundo, o bien, son mercados potenciales para la venta de nuevas drogas y productos medicinales, armas para la defensa de sus Estados o de las modernas defensas antimisiles (thaad) que ya se están vendiendo en toda la región del Pacífico Norte y del Sudeste Asiático.

Otro evento global actual que está descifrando el ‘homo digitalis’ han sido las estrategias conspirativas de la gran élite del capitalismo global que se han apoderado en secreto de la mayor parte de las riquezas del mundo, se han apropiado de las bancas centrales de los Estados Unidos, han creado un sistema militar y de inteligencia de propiedad privada, mientras van eliminando a las clases populares de su participación en el nuevo mundo virtual de la economía, cancelando todas las responsabilidades y compromisos legales de los empresarios y legitimando la represión y la violencia para controlar los intentos de reivindicación y de libertad de los sectores de la sociedad que sobreviven en condiciones precarias.

Tampoco pueden soslayarse con el uso extensivo del ‘mass media’ de la palabra y de la imagen otros muchos fenómenos sociales inesperados de la sociedad actual, como el crecimiento de los movimientos pacíficos para recuperar la permeabilidad social de la ‘clase media’ en todo el mundo, la liberación y proliferación de los grupos del ‘tercer sexo’, el crecimiento desmesurado de las ‘redes sociales’, la feminización en el mundo político y en la vida doméstica, el alto índice de divorcios en todas las sociedades avanzadas, el colapso de casi todas las religiones en el mundo – con excepción de la musulmana – y el paradigma universal de la búsqueda de dinero y poder.

Todo esto ocasiona una nueva sociedad muy difícil de comprender, donde se colapsa la economía del Estado, la mujer deja de ser la principal musa del arte y los escasos creyentes en seres metafísicos, siguen esperando a un Mesías que resuelva sus problemas.

Adenda:- Debo reconocer que esta particular visión del nuevo mundo digital no es tan controvertida como yo pensaba al principio, desde que descubrí una tendencia en todos los seres humanos a tratar de conservar su tradicional visión del mundo, aun cuando los cambios que ocurran en su entorno social sean muy notorios y fáciles de percibir.

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