Hacia un nuevo orden mundial

 

Si se valoriza de forma objetiva el gran poder que ha alcanzado la élite financiera al asociarse con los más altos dirigentes políticos del mundo de Occidente, se puede percibir con claridad que la única amenaza importante podría ser la clase media pensante, por lo que ahora mismo se observa la forma paulatina, pero tajante en la que se le ha ido marginando de sus acciones políticas y se le ha ido retirando de las estructuras gubernamentales y empresariales, conforme se les detecta cualquier oposición al sistema o simplemente se les identifica como personas con ideas autónomas.

Aunque originalmente la nueva clase media de Occidente fue inducida por la sociedad entre la élite plutocrática y sus gobiernos controlados, esto fue debido a que esa clase social le daba brillo a la sociedad con sus aportaciones tecnológicas y humanísticas, además de que le permitía tener un nivel de mando intermedio para realizar las funciones jurídicas y didácticas del Estado y contar con un grupo de personas progresistas con pensamiento crítico que eran capaces de hacer grandes desarrollos tecnológicos y científicos de los que inmediatamente se apropiaban, mientras encontraban la forma de obtener recursos y rentas de por vida para poder instaurar su anhelado ‘nuevo orden mundial’ donde ya no requerirán de personas pensantes, sino solo de incondicionales que admitieron sin reservas el pensamiento y la etnia ‘superior’ de las élites.

En el presente ya existen muchas naciones del mundo donde se han identificado los planes de este nuevo orden mundial, por lo que una creciente clase media fuerte y pensante es ahora mismo una fuerte amenaza para sus planes, ya que al alcanzar todo el poder que buscan de instalar un gobierno totalitario ya que no tendrán una función de control tangencial como ahora. Aún cuando el imperio estadounidense ya ha cancelado todas las formas de corporativismo sindical creadas en la época de Franklin D. Roosevelt, en la gran mayoría de las naciones de Occidente este avance del totalitarismo aún no se ha realizado por completo. Ya que todavía existen personas incautas o desinformadas que creen en la posibilidad de reivindicar a los trabajadores con esa fórmula obsoleta del modelo socialista.

En otra línea de acción que forma parte del mismo plan de un orden mundial totalitario se estimula y se fortalece el plan de austeridad del Estado para supuestamente atender el problema de su enorme deuda acumulada. Se trata de un plan fríamente calculado para llevar a la bancarrota a todos los Estados del mundo Occidental y generar una crisis económica permanente donde los plutócratas de la élite poseerán todos los bienes y el dinero convirtiéndose en los únicos dueños del mundo del futuro inmediato. Eso es debido a que en el actual modelo de economía financiera el mecanismo dinero-deuda está generando intereses de modo que con el tiempo se reabsorbe a sí mismo. Esto demanda con urgencia la generación de dinero nuevo, ya que el proceso natural del ‘dinero-deuda’ conduce de forma inevitable al colapso del sistema, volviendo cada vez más poderoso al especulador financiero.

La estrategia de la élite plutocrática es muy simple, ya que primero se inunda el mercado de dinero, que aunado al gran potencial tecnológico actual genera una economía de crecimiento muy rápido que fácilmente sobre pasa las necesidades y la capacidad de consumo del ciudadano promedio, ocultando con astucia que el crecimiento ha sido a costa de dinero que generó intereses y aumentó la deuda. De modo que cuando se suspende el suministro de dinero nuevo y las instituciones bancarias retiran enormes cantidades de dinero, de manera rápida se disminuye el consumo y se frena la economía, llevándola hacia un espiral recesiva.

Ese es el momento cuando actúan los medios masivos controlados por el Gobierno para hacer creer a la gran mayoría de las personas que si el Estado adquirió una deuda es lógico que tendrá que pagarla mediante una brusca disminución de sus gastos. El fondo del asunto es que esa lógica no es correcta, ya que las instituciones bancarias exigen que se les pague con bienes, más no con dinero, aunque éste solo sea representativo de los bienes que produce una sociedad y esos bienes son la verdadera realidad financiera.

Para que el dinero siga teniendo el mismo valor hay que mantener el PIB o riqueza producida por una nación, situación que solo puede lograrse con la producción de más bienes. Si se aprueba una política de recorte del gasto público, como ahora se está promoviendo en todo el mundo Occidental, se le quitaría a la economía su capacidad de crear riqueza y las posibilidades de devolver la deuda, ya sea pública o privada. Por lo tanto, la única forma de romper la crisis, sin prejuicio para nadie es trabajando para devolver la deuda e imprimiendo el dinero necesario para ello en los Bancos Centrales que debieran tener todas las naciones.

Se supone que una de las funciones fundamentales del Estado es evitar que el dinero nuevo se obtenga a través de intermediarios financieros con intereses de usura y sobre todo evitar que los grandes banqueros tengan el control total de los medios para intercambiar crédito. Por desgracia, no se advierte, ni se denuncia esta situación ilegal, permitiendo a los altos funcionarios políticos y a los legisladores una actuación claramente delictiva y de alta traición a los ciudadanos al permitir a los banqueros privados irrumpir en la soberanía del sistema financiero e impidiendo que los Estados provean directamente el dinero nuevo desde el Banco Central.

No es cierto lo que difunden todos los medios de que los gobiernos de los Estados no sean capaces de solucionar los problemas de deuda pública y que libran una batalla contra fuerzas superiores. Lo que hacen es engañar al ciudadano con técnicas y argumentos manipuladores de que actuan respetando una supuesta democracia con libertad de mercado. Cuando en los hechos están totalmente al servicio de los poderes económicos de élite y son dóciles servidores convencidos de que sus acciones son éticas, ya que en su mayoría fueron formados en los institutos de enseñanza superior de los Estados Unidos donde los convencieron que la única forma de pensar que conduce al éxito material es la de los norteamericanos.

Lo más terrible de esta sofisticada forma de conservar el poder de los norteamericanos es que quienes cumplen órdenes de origen desconocido que provienen de una jerarquía maligna inmersa en el sistema, no hay quien crea o sepa que está siendo utilizado, además de desconocer que tiene la misma responsabilidad con sí mismo y con la sociedad que cuando es consciente de lo que hace.

Adenda.- Como una información complementaria de la anterior hipótesis conspirativa conviene saber que la FED (Federal Reserve System) es el Banco Central de los Estados Unidos acreditado para tomar las decisiones en política monetaria, regulación y supervisión de las instituciones bancarias, mantenimiento de la estabilidad del sistema financiero, proveeduría de servicios financieros e instituciones de depósito al gobierno de los Estados Unidos y a las instituciones extranjeras oficiales. Fue creado en 1913 mediante la Ley de las Reservas Federales (Federal Reserve Act) debido a una serie de pánicos financieros iniciados en 1907.

Este organismo adolesce de grandes defectos, ya que de origen está constituido por dos organizaciones privadas – la FAMC, conocida como Comité Federal de Mercado Abierto y los 12 Bancos de la Reserva – mientras que el organismo público es conocido como Comité de la Reserva Federal (Federal Reserve Board). Esto conduce a la FED a tomar la mayoría de sus decisiones a favor de los grandes banqueros y empresarios privados.

Otros dos grandes defectos de este organismo son la discrecionalidad con la que se toman las decisiones y no se revelan sino cinco años después. Se señala también que Ben Bernake, presidente de la FED, nunca ha tenido vivencias de trabajo en empresas públicas ni privadas de los Estados Unidos, por lo que todas sus decisiones están basadas en la teoría económica sustentada por los economistas de las universidades más importantes.

Otro gran error o delito deliberado de la FED fue permitir la abrogación de la ley Glass-Steagall en 1999. A partir de entonces desapareció todo tipo de regulación para el capital financiero ocasionando las burbujas reiterativas de los últimos años.

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