Esta breve historia ilustra los orígenes y condiciones bajo las cuales se llevó a cabo en 1994 el primer debate oficial entre candidatos presidenciales en México que fue televisado en todo el país. Aunque al iniciar el debate las encuestas señalaban un equilibrio entre el PRI y el PRD, con el PAN en un tercer lugar, la astucia y la magnífica retórica de Diego Fernández le llevó a ser el triunfador absoluto, transfiriendo gran parte de los votos de Cárdenas hacia el PAN, quién a su vez los entregó a Zedillo durante los procesos electorales, ya que existía un previo acuerdo en ese sentido entre Salinas y Diego Fernández.
Al iniciarse las campañas para la continuidad de ese acuerdo entre el PRI y el PAN en el año 2000, significaría que el sucesor de Zedillo tendría que ser un panista, por lo que gran parte del financiamiento de la campaña de Fox provino de los monopolios nacionales en el sector agropecuario, muchas de las cuales tenían su base en el extranjero, de otras empresas transnacionales y del emergente duopolio televisivo de Televisa y Televisión Azteca. Aunque el PRI participaba con Labastida, un político de la vieja guardia, el manejo adecuado de la publicidad televisiva de los asesores electorales de Fox, más el primitivo manejo de la campaña de Cárdenas y el hara-kiri que se hizo Labastida en el debate oficial al quejarse en público que Fox lo había acusado de ser ‘joto’, propiciaron un triunfo inesperado del PAN y la intervención desaforada del duopolio televisivo en las siguientes campañas electorales.
En los procesos electorales del 2006 – 2012, tras una sucia lucha hacia el interior del PAN y del PRI por la designación de sus candidatos presidenciales, la facción más reaccionaría del PAN logró imponer a Calderón, mientras que el PRI compitió con Madrazo, un candidato cuyas pillerías y mentiras lo tenían atrapado. Mientras tanto, López Obrador, el candidato de la izquierda, era quién parecía destinado a ganar la contienda, con una gran cantidad de simpatizadores en toda la república y sin cuestionamiento para ser el candidato de todos los partidos de la izquierda.
Tras una ilegal campaña sucia contra López Obrador, conducida por el duopolio televisivo mexicano, además de la justificada negación de López Obrador a participar en el debate oficial, al final de las campañas, los encuestadores profesionales, aún los patrocinados por los poderes fácticos nacionales, sólo habían logrado predecir un empate entre Calderón y López Obrador con un ligero margen a favor de este último de poco más de medio punto porcentual.
No obstante, Calderón, quien era el candidato del PAN, hizo un pacto en los últimos días de la contienda con la malvada lideresa de los maestros mexicanos, Elba Esther Gordillo, quién facilitó su caterva de mapaches electorales pagada por los impuestos de los mexicanos para realizar un enorme fraude de más de medio millón de votos en el Estado de Nuevo León, con la anuencia del gobernador en funciones, Natividad González Parás y los representantes regionales del IFE que eran encabezados por un individuo llamado Roberto Villarreal Roel, quién siempre había sido empleado al servicio de González Parás.
En las presentes campañas presidenciales para el período 2012 – 2018, a sólo unos días del evento oficial del debate entre los diferentes candidatos a la presidencia, las nueve encuestadoras profesionales de México que son reconocidas en los Estados Unidos ofrecen un panorama similar, donde el candidato del duopolio televisivo Peña Nieto supera por más una docena de puntos, tanto a la candidata panista Vásquez Mota, como a López Obrador, quien es líder único de las izquierdas mexicanas. No obstante, en esta ocasión, la excesiva rigidez y las acotaciones que existen en el diseño del debate del IFE, más su difusión controlada por el duopolio televisivo, no es lógico esperar un cambio notable en los números de las empresas encuestadoras, que evidentemente obedecen a las indicaciones de sus principales clientes que son las empresas televisivas.
Aún cuando las empresas que generan las encuestas, el duopolio televisivo que implementa la publicidad de los candidatos, la innegable influencia de los grandes grupos empresariales más poderosos y la gran fuerza política que impone la nación norteamericana parecen favorecer a los candidatos del centro y la derecha, subsiste una gran posibilidad de que la incapacidad y los excesos de poder ejercidos por los presidentes del PAN y del PRI durante más de 80 años puedan propiciar un gran movimiento ciudadano de las mayoritarias clases sociales en condiciones de pobreza y se lleve a cabo un fenómeno social similar al que ha ocurrido en Brasil y en varias naciones del Cono Sur Latinoamericano.
Es obvio que la fuerza del imperio norteamericano ha menguado en el mundo y que muchos de los empresarios líderes de la industria mexicana han huido con sus riquezas hacia otras naciones del mundo o hacia paraísos fiscales, pero la nación mexicana siempre ha estado dominada por personas que provienen de otras latitudes y cuyo color de piel y rasgos faciales demuestran que no han sido víctimas del mestizaje. Por otra parte, de las campañas televisivas actuales, sólo la de Peña Nieto parece estar sancionada por las empresas que aplican la resonancia magnética nuclear en la evaluación de sus eventos publicitarios con la imagen de un hombre blanco y guapo donde no existe nada detrás de su bella imagen.
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