El poder global invisible

 

Durante el presente año del 2012 han ocurrido gran cantidad de cambios de los gobernantes en muchas naciones del mundo. Obviamente los más trascendentes han sido los de las grandes naciones, ya sea por su capacidad bélica o económica, como los Estados Unidos, China, India, Japón, Alemania y Rusia, o de las naciones subsidiarias y las colonias de estas grandes potencias mundiales de donde provienen sus fuentes de energéticos, los principales productos agropecuarios y marinos alimenticios, los minerales de alto precio o de alta demanda, las principales materias primas industriales, los commodities y la mano de obra barata, sin normatividades laborales, sociales, fiscales y sin riesgos derivados de las regulaciones ecológicas.

Existen dos regiones del mundo que han sido escenarios de hechos violentos y del empleo de las fuerzas bélicas de las más grandes potencias para conseguir su control o por lo menos evitar que sus recursos naturales sean controlados por una sola potencia mundial. Estas dos regiones productoras de hidrocarburos para la generación de energía son la conocida como Medio Oriente, donde destacan las altas reservas petroleras de Irán e Irak, a las que habría de añadirse la ruta petrolera conocida como Gran Medio Oriente, que parte de Marruecos por la costa norte de Africa a través de Argelia, Libia, Egipto para rodear a la península arábiga con su variedad de países petroleros y seguir por la ruta de Pakistán hasta la India. Casi toda esta región es controlada por los Estados Unidos, con la asistencia de algunos sus socios en Europa, de los príncipes de Arabia, de los judíos y ahora de los turcos en Asia. Las dos pequeñas máculas en el dominio norteamericano de esa región son Irán y Siria, ambas naciones patrocinadas por la ambigua sociedad entre Rusia y China.

La otra gran región productora de hidrocarburos líquidos y gaseosos es la comprendida entre los Montes Urales y el Mar Negro, donde algunas de las naciones liberadas de la Unión Soviética que son controladas por los Estados Unidos, contribuyen a dificultar la salida de energéticos soviéticos hacia el Mediterráneo y hacia el estrecho de Ormuz, mientras Siria intenta el envío de energéticos de esa región a Europa y los dos grandes territorios de Afganistán y Pakistán se encuentran en el camino al Océano siguen siendo las principales áreas de disputa entre el eje Rusia-China y los Estados Unidos, con un costo enorme de personas inocentes asesinadas y con un alto índice de contaminación ocasionada por la diversidad de armas y equipos de transporte utilizados por los mercenarios que se han contratado para prolongar esa guerra contra los supuestos enemigos ideológicos y terroristas originarios de esa región.

Es obvio que ahora mismo resulta risible cualquier propósito prospectivo sobre el desenlace final de esta lucha de dominio por el poder global, ya que la mayoría de los factores que son decisivos en esta contienda, como las tendencias climatológicas derivadas de la presencia del ser humano en la Tierrra, los cambios en las fuerzas magnéticas del sistema solar, el desequilibrio total en la ecología global, el desarrollo de endemias y epidemias a nivel global, la incursión inesperada y repentina del capitalismo financiero de Wall Street en las decisiones bélicas y políticas de los Estados Unidos, más el cambio de paradigmas éticos, estéticos e ideológicos que van guiando al nuevo poblador de la Tierra hacia otros valores, muy diferentes a los establecidos por la Sociedad Industrial durante los dos siglos pasados y quizá aparezca una nueva sociedad donde los valores materiales ya no tengan la importancia que ahora tienen en todo el mundo y pasen a ser elementos con un valor secundario en un nuevo mundo donde renazcan los frutos de la razón y del equilibrio emocional como en la antigua Grecia.

Al margen de esta realidad geopolítica bipolar con sus acentos esenciales en las disputas por las fuentes energéticas, de materias primas básicas y de alimentos, coexiste una tendencia conservadora en todo el mundo que exige por todas las vías posibles el fortalecimiento de los poderes fácticos de la sociedad actual, donde va disminuyendo el número de personas que controlan al mundo en la misma proporción que va creciendo el número de pobres e ignorantes. Es un hecho sin precedentes cercanos, la pauperización de las numerosas clases medias en los países de Europa, en los Estados Unidos y en algunas naciones de Latinoamérica y del norte de Africa que habían alcanzado niveles aceptables de ingresos y de educación en sus clases trabajadoras de medianos ingresos.

En todas las naciones del mundo, incluyendo al Islam y a las regiones orientales de Asia, el proceso de avasallamiento de las clases populares mediante la desaparición gradual de los derechos de los trabajadores, la cancelación de los servicios sociales y de salud, la derogación de las becas para estudios medios y superiores de la clase media baja, la legitimación del ‘outsourcing’, la militarización de los cuerpos policiales, la alianza entre líderes políticos y empresariales para modificar las leyes a su conveniencia, la creación de un sistema legal de impunidad para los poderosos y para regresar de facto a un sistema político y social similar a la época de la esclavitud. Sólo que ahora se encuentra apoyada en el poder invisible del mass media y la hipermedia que están en manos de una sociedad entre el Estado y la clase empresarial de alto nivel que puede manipular a su antojo las mentes de la mayoría de las personas que no tienen acceso al pensamiento crítico utilizado por la ciencia empírica.

El caso de México.- Si se contextualiza en el universo de todas las naciones del mundo, su condición de colonia norteamericana sin capacidad de decidir en ningún asunto interno o externo, no es peor a la situación de sus protectorados en Europa, como España, Italia, Irlanda e Inglaterra, cuyos pobladores, como los mexicanos tampoco se han dado cuenta que solo son súbditos de un Imperio que los mantiene atrapados dentro de una red invisible de poder.

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