En estos momentos en los que se agudiza la crisis económica y política de la mayoría de las naciones de Occidente es conveniente escuchar los análisis de los principales pensadores del mundo actual, quiénes coinciden en algunos elementos fundamentales que no sólo afectan a los sistemas de capitalismo democrático de Europa y América, sino a la mayoría de las naciones del mundo que vive el final de una etapa de la sociedad humana donde los altos desarrollos tecnológicos y científicos han propiciado la desaparición virtual de la sociedad industrial manufacturera y de la participación del ser humano en los géneros de actividades manuales.
El enorme desarrollo de las ciencias electrónicas, las neurociencias, la biología molecular, las ciencias evolutivos, más los increíbles avances en los procesos creativos, de comunicación, de transportación, de enseñanza, de administración y en general de todas las actividades que propician los procesos económicos productivos han conducido a una virtual obsolescencia de la normatividad jurídica, las regulaciones laborales, el control de la ecología, la normatividad financiera, las necesidades básicas de salud, educación, alimentación y de casi todas las normas de convivencia humana establecidas desde principios del siglo 19.
Paradójicamente, este enorme desarrollo tecnológico de las últimas décadas ha ocasionado un efecto negativo en el nivel de ingresos de la mayor parte de la sociedad humana, generando una iniquidad mayor entre los diversos grupos sociales y un aumento considerable de las personas que viven precariamente en todo el mundo, incluyendo a las naciones más desarrolladas. Esto ha conducido a una disminución en el ejercicio democrático de la mayoría de las naciones y a un recrudecimiento del autoritarismo en todas las expresiones del Estado. Obviamente, en los Estados menos democráticos o dictatoriales la tendencia general es al militarismo.
No obstante, la mayoría de los intelectuales siguen siendo fieles a los poderes fácticos y a su natural espíritu conservador de los sectores dominantes de todo el mundo occidental y pretenden explicar este fenómeno de forma reduccionista, al considerar que han sido las violaciones a la normatividad actual las causantes de esta crisis de la sociedad, al no acatar las disposiciones de los dueños de los grandes capitales para restringir sus aspiraciones crediticias que obviamente son evaluadas por quiénes no requieren de crédito alguno para alcanzar un nivel de vida óptimo y recibir grandes ganancias por sus capitales inactivos que se han refugiado en los paraísos fiscales.
En esta misma reacción visceral de las clases poderosas del Mundo Occidental se observan el recrudecimiento de varios vicios de la sociedad anterior a la formación de las repúblicas democráticas, como son la xenofobia, el intento de cerrar la permeabilidad social, el fortalecimiento de las aristocracias europeas, el renacimiento de las ultraderechas y de todas las formas discriminativas y violentas de concebir a la sociedad humana, incluyendo al fascismo, al nazismo y a la absurda doctrina creacionista sustentada por el dios abstracto y vengativo de la francmasonería que todavía hace funcionar ahora al imperio norteamericano.
Dice Paul Krugman que debido al desempleo creciente en América y en Europa, ya no se trata de una gran crisis económica, sino que abiertamente es una etapa depresiva en Occidente. Además de que los líderes políticos y todas las instituciones del Estado democrático están desprestigiados, aún cuando el desempleo no alcanza los niveles de 1933, ni existen en la mente colectiva del mundo actual figuras siniestras como Hitler, ya que el amañado manejo del ‘mass media’ y de la hipermedia han logrado minimizar los espectros de personajes malvados, violentos y torpes como el expresidente Bush, su vicepresidente Chenney, Reagan, Tatcher, el siniestro Vladimir Putin, el exprimer ministro británico Tony Blair, el dictador Chino, Wen Jiabao, el rey Juan Carlos de España, agente incondicional del imperio estadounidense, el voluptuoso Sarkozy e infinidad de verdaderos pillos que encabezan los gobiernos de supuestos países democráticos.
Las exigencias de austeridad y de disciplina fiscal de quiénes son poseedores del gran capital global han minado el crecimiento económico y han hecho un enorme daño a casi todas las naciones de un menor nivel económico aumentando su desempleo, mientras que la política económica ha fracasado e indica una probable recesión de grandes dimensiones, aún cuando se haya frenado la crisis financiera por el momento. La percepción de los países europeos en general es la de una reproducción de la etapa de los años treinta, cuando Alemania ejercía un dominio total en Europa.
Simultáneamente han ido creciendo los populistas de derechas en Austria con el Partido de la Libertad donde su líder estaba relacionado con los grupos neonazis y otro tanto sucede en Finlandia donde un partido xenofóbico de ultraderecha tuvo una gran presencia electoral durante las elecciones de abril, a pesar de que ambas naciones han resistido la crisis económica con éxito.
Pero aparecen asuntos políticos inquietantes en la mayoría de las naciones más pobres de Europa central y del este donde se registra una fuerte caída en el apoyo a la democracia, cuyo caso más grave ha sido el de Hungría, donde el gobierno de centro-derecha de Fidesz está promoviendo una nueva Constitución Política que pretende establecer un control total del poder argumentando la mala gestión y la corrupción que existía en el partido de izquierda que gobernaba en los años pasados más recientes.
La disminución en el ejercicio de la democracia en Hungría puede conducir a un Estado autoritario al que se le reduzca o se le anule el crédito que ahora le otorga la UE o bien obligar al actual Jefe de Estado a regresar a la presidencia rotatoria de los países adscritos a la UE o a renunciar a los beneficios de los países miembros de la Unión Europea.
Pero el origen del gran conflicto actual de la Unión Europea y de todos los países del mundo occidental ha sido la disminución inesperada del empleo, debido a la transformación total en la forma de producir los satisfactores para el sector fundamental de la clase media trabajadora, debido a que los grandes capitalistas ya no invierten en plantas industriales con gran capacidad de empleo, sino en áreas donde se concentra la más desarrollada tecnología cibernética con miles de empleados ‘free lance’ de alta eficiencia que operan desde sus hogares a las diversas empresas de nuevo cuño.
Los recientes ‘hubs’ son áreas operadas por computadores que se han establecido en un gran triángulo cuyo vértice es Austin, su nódulo occidental el Valle del Silicón en California y la zona de Raleigh-Durham hacia el noreste, donde los nuevos trabajadores del conocimiento generarán grandes utilidades, mientras aprenden nuevas técnicas, desarrollando y creando nuevos satisfactores para lograr una vida humana más entretenida, productiva, saludable, culturizada y confortable.
Estos trabajadores cerebrales establecidos en las áreas de los nuevos ‘hubs’ están constituyéndose en la nueva gran clase media donde se soportarán las economías de las grandes naciones. Serán una especie de nuevos artesanos del presente ejerciendo cualquier tipo de actividad especializada, cuyos ingresos superarán a la de los expertos actuales y redundarán en una nueva sociedad con mayores ingresos y con una mayor capacidad de consumo que vencerá a la actual depresión económica de los Estados Unidos y del mundo Occidental en general.
Estos nuevos centros de operación de alta tecnología se utilizarán en todo tipo de empresas, desde la construcción, las telecomunicaciones, infraestructuras para soportar ciudades operadas desde el internet, escuelas vocacionales o de entrenamiento y en general todo tipo de empresas que requieran de labores de investigación o de diseño. Aunque este proyecto ya fue sugerido por Obama a la Cámara de Representantes como solución práctica de encarar el desempleo y la recesión actual en los Estados Unidos, la mayoría republicana exige recortes en el aparato burocrático del Estado y beneficios fiscales para quiénes pudiesen invertir en este proyecto.
Si se llegase a realizar este ambicioso proyecto para reactivar el empleo, la capacidad de consumo del ciudadano promedio y naturalmente la economía de la nación norteamericana, no habría duda sobre la reelección de Obama. Desafortunadamente existe el gran conflicto de la cercanía de la fecha (abril 2012) cuando se tendrán que iniciar los procesos electorales del 2012 y se dejarán de negociar estos proyectos en la Cámara. La mayoría de los expertos en economía y en política estadounidense creen que Obama carece de la audacia necesaria para realizar ese extraordinario proyecto y el gran país norteamericano seguirá hundiéndose en la mediocridad para perder su liderazgo en muy poco tiempo.
Además de este problema en la personalidad del actual dirigente político, se encuentra la enorme torpeza de los aspirantes republicanos que no alcanzan a percibir el final del Imperio y persisten en sus conductas ultraconservadoras agravadas con el nuevo conflicto que ha surgido entre la comunidad financiera de los Estados Unidos y la de Alemania.
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