La verdad es que Europa cada vez está más lejos del escenario global debatiéndose entre su subordinación a Estados Unidos y ser consecuente con sus intereses, abriéndose a su cooperación con China y Rusia. Europa tiene fuertes presiones para darle continuidad al proyecto del gasoducto North Stream 2 que le proveerá gas a la mitad del que le vende Estados Unidos, aunque Merkel afirma que su gobierno no puede hacer nada porque ese es un proyecto privado.
También está en juego el reciente acuerdo comercial China-UE que es benéfico para ambas partes, ya que China desplazó a Estados Unidos como principal socio de la UE. Aún no se sabe si triunfará el pragmatismo o el miedo que las élites europeas sienten hacia Washington.
Como están acostumbradas a su prepotencia colonial imploran cuando tras de aplicar las órdenes de Washington reciben respuestas de países como Rusia, Venezuela y China que no se dejan avasallar exponiendo a Bruselas al ridículo.
Así, el Planeta va tomando un cariz diferente en el que los bandos pugnan por el unilateralismo en un enfrentamiento en el que Estados Unidos está optando por un intento de bipolarizar. Por desgracia, las dos opciones que hay son la paz y la guerra.