La reunión de Alto Nivel entre China y Estados Unidos la semana pasada en Alaska señala el fin de la diplomacia. Estados Unidos violó todos los protocolos establecidos queriendo dar una muestra de superioridad, ya que anunció sanciones contra los altos dirigentes de la Asamblea Nacional de China por la aprobación de una ley que regula las elecciones internas de Hong Kong.
Luego, en el lugar de los debates, el Secretario de Estado Anthony Blinken habló durante 16 minutos en vez de los 2 acordados. A pesar de que el canciller chino Wang Yi le señalaba el reloj para hacerle ver que no cumplía con las normas acordadas. De modo que Jang Jiechi, el máximo representante de China en el cónclave se vio obligado a refutar con dureza la diatriba anti china de Anthony Blinken, refutando todas las falsas acusaciones que Washington hacía sobre China.
El hecho fue que hubo un debate muy duro entre Blinken y los representantes chinos, donde éste quedó en ridìculo ante los experimentados diplomáticos chinos. Estados Unidos trató de debatir sobre temas que no existían en la agenda, pero los chinos les dijeron que solo venían a discutir temas bilaterales y encarar la responsabilidad de las dos potencias para salvaguardar la paz del mundo, la lucha contra la pandemia y el cambio climático.
No hubo declaración final, ni rueda de prensa, ni fecha para un segundo encuentro. El consejero chino de Estado Yong Jiechi hizo una excelente defensa de los intereses de su país. Aunque las relaciones China-Estados Unidos quedaron en su punto más bajo de la historia.