Decía el eminente científico Albert Einstein que la gran diferencia entre la sabiduría y la estupidez era que la sabiduría tenía límites. Menciono esta frase de un sabio mundialmente reconocido para poder comprender el gran peligro que tiene el mundo actual con la presencia de uno de los mayores estúpidos del mundo en la Presidencia de los Estados Unidos. La combinación de una fórmula obsoleta de democracia electoral que funcionaba en la época del mundo rural y el advenimiento de una nueva tecnología de comunicación en el nuevo mundo digital, donde ya no se utiliza la verdad para nada y la comunicación con la mayoría de la gente se realiza mediante espectáculos o shows que tratan de ocultar la realidad o la ‘modernidad líquida’ como la denominó el viejo sabio Bauman, ha dado como resultado el triunfo de Donald Trump en los procesos electorales del pasado mes de noviembre, quien ha sido una estrella de los ‘reality shows’ en Estados Unidos desde hace varias décadas.
Por si no fuera suficiente el gran peligro de tener como líder político a un payaso ignorante, megalómano y xenófobo, Trump se ha rodeado del gabinete más primitivo, obsoleto y fuera de la realidad actual que nadie pudiera imaginar. No sólo están los jefes militares que dirigieron las guerras transnacionales de las últimas décadas causando grandes pérdidas para su País y generando cientos de miles de muertos por todo el mundo, más una enorme cantidad de soldados estadounidenses que quedaron inutilizados para siempre, al igual que sus familiares. Están también los más voraces halcones que consideran al poder militar como el único capaz de conseguir la unidad de las naciones, ya sea mediante la amenaza o la acción bélica, están además los religiosos más radicales de las diversas iglesias cristianas que dominan en EUA, los billonarios más ambiciosos y ladrones, entre quienes están sus familiares, amigos, socios y empleados subordinados. Además de los amos del terrorismo de Estado (CIA y FBI), mercenarios, especuladores, banqueros y demás pillos que quedaron de los gobiernos de los Bush y aún de Reagan.
Todo este maremágnum conduce a pensar que el futuro inmediato de los Estados Unidos y del mundo entero estará bajo un grave peligro, ya que a los conflictos generados por este payaso en todas las regiones del mundo controladas por otras potencias debe añadirse la profunda división que ha originado en su propio País y la que se extiende hacia sus principales colonias en Latinoamérica y en forma muy particular hacia México.
Aun cuando existen infinidad de zonas conflictivas en el mundo actual, además de la zona del Mar de China y de los mares que circundan a las dos Coreas habría que añadir la región soviética cercana al Artico, los países que formaron parte de la Unión Soviética junto al Mar Negro, toda la región del Cáucaso y por supuesto los territorios de Ucrania, Crimea y Estambul, el único acceso de Rusia al Mar Mediterráneo que está en disputa con Turquía. Si añadimos a estas regiones de conflictos bélicos la zona del Medio Oriente y el terrible proceso migratorio de esa zona y de Africa hacia Europa, puede concluirse que jamás había existido un caos de tal magnitud en la historia de la civilización humana. Además de que esta situación se hiperboliza con las altas tecnologías bélicas, de transporte y de comunicación que permiten extender los efectos de los conflictos con mucha rapidez y con mucha facilidad.
Por fortuna, China, Rusia y la mayoría de las grandes potencias están lideradas por dirigentes racionales y experimentados que dejarán a Trump y a las instituciones que ahora maneja asomarse al fondo del abismo de sus estupideces y de sus mitos obsoletos hasta que decidan coaligarse todos ellos para formar un nuevo orden mundial, donde Trump, el sector de los Estados Unidos que aún maneje y alguna de sus más distantes y desinformadas colonias se conviertan en un islote de papanatas que sean objeto del bullying internacional.
Adenda: Otras formas posibles de evitar que el mundo llegue hasta este terrible momento serían la de convocar ahora mismo a un foro mundial donde asistan todas las naciones que ahora forman parte de la ONU para discutir todas las políticas bélicas, comerciales, financieras, monetarias, sobre la libertad de expresión, de derechos humanos fundamentales y sobre la regulación ecológica. Cuya consecuencia final sea la de elegir en forma democrática un nuevo Consejo Mundial que sustituya al inoperante organismo que quedó después de la Segunda Guerra Mundial.
Una forma más sencilla y rápida sería la de utilizar la legislación de un país reconocido por todos donde se estipule que las declaraciones de Trump son falsas e inaceptables, tal como lo ha hecho Wikileaks con las legislaciones de Suiza y de Bélgica para descartar todas las noticias de la prensa internacional que no están debidamente documentadas. Utilizándolas en este caso particular de la presidencia de Trump para que los ‘showmen’, los dementes y los payasos no puedan dirigir a una nación que esté inscrita en el nuevo Orden Mundial.