Hace ya varias décadas que Occidente perdió el rumbo de la democracia y se quedó sin los filósofos que indicaban el camino a seguir del Estado. Quizá el último filósofo que influyó en las generaciones jóvenes fue Herbert Marcuse, quién inspiró los cambios de Mayo del 68 en Francia. Este impase ha sucedido no solo en Europa, sino en todos los continentes del mundo.

No existe ahora mismo una política de Estado que logre entusiasmar a nadie. Todo está teñido de trampa, corrupción, traiciones, fraudes, pactos rotos, alianzas espurias y una lista interminable de actitudes deshonestas.

Por su parte, China ha creado un nuevo imperio mundial en el que pretende ser el principal banquero que controla a gran cantidad de naciones en todo el mundo sin hacer uso de la violencia militar y de las armas nucleares. Algo similar ocurre con la India, aunque su control no intenta salir de los espacios territoriales de siempre y con un nivel de vida doméstica muy inferior al resto del mundo.

En resumen, además de los países ricos de Occidente, China y la India quieren controlar al mundo actual, cada quién con su propia mitología y cultura. Mientras se va construyendo un nuevo universo planetario en un clima donde el calor va en aumento de forma muy rápida.

Por lo que ahora mismo sólo es visible un mundo evolutivo dónde el ser humano quiere regresar a sus orígenes, cuando sus únicas preocupaciones eran la sobrevivencia en un mundo hostil y la conservación de su especie.

Adenda: Aunque el ser humano del presente alberga nuevos paradigmas, muy diferentes a los del ser humano primitivo, es evidente que ahora mismo estamos viviendo una etapa de cambios muy profundos en la estructura de la sociedad humana que con el acoso del mundo digital no nos permite ver la realidad, ya que siempre la transferíamos hacia el pasado, mientras que ahora solo podemos ver el día de hoy y quizá un poco del de mañana.