Hacia mediados de 1970, el entonces presidente de China Mao Zedong realizó una gigantesca operación política mediante una feroz represión al pueblo y a los miembros de su partido a la que denominó ‘revolución cultural’. De esta forma reafirmó su poder personal y purgó a todo mundo que no lo aceptaba, incluyendo a sus rivales políticos potenciales con la excusa de estarle dando a su gobierno un giro hacia la izquierda política y el propósito de hacer una limpieza de todas las amenazas revisionistas.
Mao Zedong murió a finales de esa misma década de los años 70 y luego de unos años de indecisiones en la alta jerarquía del Partido Comunista se afianzó como su líder máximo Deng Xiao Ping, uno de los políticos que habían sido víctimas de la ‘revolución cultural’ y creó una tendencia modernizadora que pretendía superar las violencias y excesos del pasado y mejorar el sistema productivo de China sustituyendo la ideología por la eficacia.
Deng Xiao Ping renunció a todos sus cargos formales, con excepción de la presidencia de la Comisión Militar de la Asamblea Nacional que era entonces un poder escondido, aunque reconocido y temido por todo el mundo político y la población civil. En la actualidad China sigue el modelo trazado por Deng Xiao Ping, aunque hubo de pasar por fases de agitación, crisis, cambios, bloqueos y la matanza de Tiananmen como su momento más cruento.
Treinta y cinco años después del cambio político realizado por Deng, el Partido Comunista ha tenido muchos dirigentes mediocres que se limitaron a interpretar minuciosamente las leyes del sistema político, sin ejercer cambios en el modelo. El último de los mandarines del Partido Comunista es Xi Jingping quién es el Secretario del Partido y Presidente de la República, quién se ha dedicado con mucha paciencia y astucia a negociar con Occidente.
Ahora mismo presenta una hoja de servicios y una tradición familiar muy interesante, ya que es hijo de un general héroe de la Larga Marcha, una firme carrera política pasando por todos los puestos burocráticos y una vivencia magnífica de formación en los Estados Unidos, por lo que todo mundo espera que será un gran líder político. Después de la Conferencia de su Partido anunció 60 medidas para profundizar el cambio económico, político y social de China.
Dicho proyecto se sustenta en tres bases fundamentales: la consolidación de su nuevo modelo económico híbrido denominado ‘capitalismo comunista’ que confirme a China como 2ª potencia mundial, capaz de condicionar el liderazgo de los Estados Unidos, crear una política interna que neutralice las diferencias hacia el interior del país, de enfrentar los desafíos democráticos y desarrollar una hegemonía estratégica y militar en todo el Pacífico Oriental.
Está a la vista que los avances en materia económica son los más notables, ya que en la Conferencia Política del PC ha confirmado la adopción de medidas que profundizan la liberación económica de China al dar un rol decisivo al mercado en la definición y dirección de la política económica. En acuerdo total con su Primer Ministro Li Kequiang, el Presidente Xi Jingping logró aprobar políticas neoliberales que no habían avanzado en 30 años. Como la capacidad de los campesinos para vender sus tierras de labranza, la autonomía de los Bancos para fijar las tasas de interés, el permiso a inversionistas privados para crear nuevos bancos, el establecimiento de sanciones más severas a las industrias contaminantes y un mayor control del gasto público.
También en esta última Conferencia del Partido se ha decidido la creación de dos órganos de poder que no existían: el Consejo de Seguridad (similar al de los EUA) y un Consejo de Notables que se encargará de las reformas económicas para combatir a la burocracia y a la corrupción. En este mismo ámbito político se abrogarán ciertas políticas represivas, entre las que destacan la eliminación de los ‘campos laborales de reeducación’ – similares a los de concentración – la limitación de la pena de muerte y la liberación del control de la natalidad. Aunque llega un poco tarde porque la demografía de China ya es comparable a la de Japón que ya no cuenta con una nueva generación de jóvenes con alta capacidad laboral.
Se observa también una menor dependencia del Presidente con respecto a los órganos tradicionales. Por lo que hay más poder de decisión en la cúspide que conduce a Xi jingping al tercer pilar de su proyecto político de tener un mayor control personal de la política exterior y militar ya que cuenta con excelentes conexiones con las fuerzas armadas. Aunque muchos expertos consideran que a pesar de que todo esto es muy visible para todo el mundo, hasta el momento se desconocen las fechas en que estos proyectos se realizarán de manera oficial.
La mayoría de los expertos en política internacional afirman que China se inspiró en Singapur para su actual modelo político, después de la visita de Deng Xiao Ping a dicha ciudad-estado en 1978 y entonces inició el cambio del antiguo modelo chino que a través de varias adaptaciones es ahora un modelo único e híbrido en evolución. Una combinación compleja y confusa de empresas estatales y privadas con un papel decisivo del Estado.
Mientras que los países de Occidente, liderados por los Estados Unidos siguen inmersos en el libre mercado y se desarrollaron en el capitalismo de Estado, quién les ayudó hasta convertirlos en empresas gigantes. Ahora mismo los Estados Unidos critican al modelo chino por querer deslegitimar el papel del Estado en la economía, como es el caso del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) en el que se limita el espacio político del Estado para establecer normas en materia de inversión, contratación pública y servicios fundamentales como las finanzas y las telecomunicaciones.
Adenda: No hay duda alguna de que en el presente mundo digital los modelos de Estados híbridos, como el de China son los que tienen más éxito en el mundo actual, donde se va alejando el viejo fantasma de la guerra y la convivencia pacífica del ser humano se va convirtiendo en un nuevo paradigma común en los seres humanos de todas las regiones del Planeta.