Democracia sin Liderazgo Autocrítico

 

 

Decía Franklin D. Roosevelt que los líderes políticos de las naciones democráticas debieran de realizar experimentos reiterativos en sus modelos políticos. Ya que es de sentido común probar nuevos modelos y métodos de gobernar y si fallan hay que admitirlo con franqueza y probar otros. Para llevar a cabo este procedimiento se requiere que el líder político tenga una mentalidad con capacidad de autocrítica que nunca se ve en los gobiernos Occidentales de todos los niveles. Lo que realmente sucede es que los líderes políticos crean ideas para gobernar cuya falsedad conocen de antemano, pero de momento son aceptadas por la comunidad. Cuando ya está el error a la vista de todos niegan por completo haber planeado dicho modelo, de modo que nunca aceptan sus errores.

 

Un ejemplo muy conocido en el mundo actual ha sido la predicción de una inflación galopante en Occidente tras la crisis financiera iniciada en el 2008. Aun cuando ese fenómeno no se ha presentado siete años después, los economistas y expertos financieros que lo pronosticaron siguen sin reconocer su error y continúan aplicando fuertes recortes en el gasto público y otorgando ínfimas tasas de interés en la renta de capitales que han conducido a una estanflación exagerada en Occidente donde el desempleo sigue a niveles inéditos desde la crisis de 1930 y la economía no logra desarrollarse ocasionando grandes sufrimientos a las clases populares y generando una mayor distancia entre ricos y pobres.

 

Otro grave error reciente de los líderes políticos de los Estados Unidos fue la invasión de Irak a principios de este milenio, llegando a publicar en toda la prensa Occidental que sus soldados serían recibidos como héroes, ya que los iraquíes los verían como sus libertadores de la dictadura en la que vivían. Pero a pesar que la decisión unilateral de los Estados Unidos causó uno de los crímenes de guerra más cruentos de la historia moderna y ha sido repudiado por todos los países libres del mundo, sus líderes políticos aún no lo reconocen. Después de apropiarse de los grandes yacimientos de hidrocarburos en esa región se han retirado de la zona dejándola en condiciones terribles, ya que destruyeron sus campos de producción agrícola y se recrudecieron las diferencias entre las dos facciones de hititas y sunitas que datan de muchos siglos atrás.

  

Pero lo más terrible e inexplicable de estos grandes errores de los líderes políticos de Occidente es que no haya existido un solo líder político posterior a la familia Bush y a los propietarios de compañías petroleras y de mercenarios que haya tenido la capacidad intelectual y moral para admitir sus errores y responsabilizarse por los millones de muertos que ocasionaron sus guerras planeadas. Además de los daños al equilibrio ecológico del Planeta y menos aún por las condiciones precarias y la hambruna que causaron a los enormes sectores de la población mundial totalmente ajena a sus ideas y a su muy particular visión del mundo.

 

Esta maniqueista visión del mundo y esta incapacidad de reconocer las terribles fallas de quiénes han controlado el mundo político en las democracias de Occidente fue primero sustentada por el poder bélico del Estado y ahora permanece con la ayuda de la infinidad de medios de comunicación masiva y de los medios digitales que controlan la mente de sus aliados y subordinados y conducen a la sociedad de Occidente hacia una fórmula de Estado policial y represivo que día con día va eliminando todas las libertades que concedió al ser humano el modelo de Estado Republicano creado por La Ilustración a fines del siglo 18.

 

Ahora mismo que existe un proceso de reconstrucción geopolítica en todo el mundo y hay una gran variedad de visiones del mundo con grandes diferencias en sus bases conceptuales y en las ideas para vivir en sociedad, no existe una sola corriente política en el mundo que esté buscando la forma de coincidir con otra ideología. Sino que existe la idea generalizada de destruir a quiénes no piensen en forma similar. Quizá con la sola excepción de China que intenta crear alianzas con todas las demás naciones del mundo y evita todo tipo de confrontación fuera del ámbito diplomático, financiero y comercial.

 

Aunque lo organismos no gubernamentales (think tanks) de Suecia y de Noruega que estudian los conflictos bélicos potenciales del mundo actual señalan que debido a la magnitud de la crisis económica en la mayoría de las naciones del mundo de Occidente y a la amenaza de un desequilibrio ecológico irreversible es muy probable que se puedan crear nuevos paradigmas de convivencia en la sociedad humana. Donde las nuevas generaciones ya no utilizarán la violencia y la fuerza bélica contra quienes ven la realidad desde otra perspectiva o partiendo de un diferente mito religioso o cultural.

 

Quizá este cambio de paradigmas en la sociedad humana no pueda darse con rapidez, pero ya están a la vista las soluciones que están realizando en el cerebro humano los nuevos métodos educativos muy diferentes a los tradicionales en países como Finlandia, Dinamarca, Noruega y Japón que están proporcionando los elementos básicos para generar el pensamiento analítico y crítico en las nuevas generaciones.

 

Otro gran cambio que conduce hacia nuevos paradigmas del ser humano son las tecnologías digitales utilizadas en las empresas de todo tipo y en el desarrollo de los ‘free lancers’. De la misma forma se han creado redes sociales y mecanismos digitales que permiten acceder a las nuevas tecnologías y desarrollos científicos sin necesidad de asistir a centros de investigación o a universidades que estudian especialidades científicas a muy alto nivel.

 

Adenda: Los hechos del presente indican que existe un proceso de decadencia política, social y económica en la gran mayoría de las democracias de Occidente, mientras se observa un desarrollo económico permanente y de muy alto nivel en el sistema híbrido de la autarquía china que desde antes del inicio de este milenio ya tenía un crecimiento promedio de 10.2 % de su PIB. Un hecho inédito en la historia de todo el mundo que puede indicar la conveniencia de crear modelos políticos similares al de China en todas las naciones que quieran progresar sin tener que recurrir al viejo y criminal método de las guerras planeadas en regiones lejanas.