A pesar del negro humor y del sarcasmo utilizados por los críticos del todavía vigente mito norteamericano, surgido de una mezcla insólita entre el primitivo puritanismo cuáquero y el mesianismo paranoico de la francmasonería, los hechos trasmitidos en vivo de los procesos electorales para seleccionar a los poderes de los Estados Unidos confirman la permanencia de esa extraña concepción del mundo de los norteamericanos, donde la democracia se concibe como una compleja selección de las decisiones individuales de los ciudadanos, escogidas de forma arbitraria bajo un criterio federativo ‘sui generis’ y la moral como un complicado mecanismo del individuo para el ocultamiento de sus instintos malévolos.
Las elecciones presidenciales del pasado día 6 de noviembre fueron una puntual muestra representativa de esta indescifrable mente colectiva, cuyos risibles principios creacionistas, su evidente irracionalidad, su xenofobia implícita y su mesianismo, siguen siendo los elementos básicos para conservar la fuerza del Imperio desde su interior. Punto nodal donde siempre se han iniciado los colapsos de los grandes imperios de la historia. Al finalizar este extraño rito electoral de los Estados Unidos puede percibirse que las únicas dos fuerzas políticas permitidas por su mitología permanecerán en una calma aparente hasta cuando ocurra el próximo proceso electoral dentro de cuatro años.
Desde una visión comparativa es interesante observar que Francia es el otro país del mundo donde los procesos electorales también contienen un simbólico tratado de paz entre sus diferentes actores políticos, con la gran diferencia de que en Francia no existe una mitología irracional en su origen, como en los Estados Unidos, sino que parte de un proceso racional de democratización y liberación de todos los ciudadanos de una nación, donde existe una variedad importante de visiones ideológicas que no son excluyentes unas de otras, sino que han tenido el común denominador de un pensamiento autocrítico que les permite el diálogo entre ellos y la posibilidad de ir modificando sus principios conforme van evolucionando los diferentes elementos que constituyen a una nación o a un grupo de naciones.
En los procesos electorales de Francia del pasado mes de mayo, el triunfo de la izquierda de Francoise Hollande no hubiera sido posible sin el apoyo que recibió de la candidata de la ultraderecha Michel Le Pen, quién al no poder tolerar los sucios manejos de la derecha moderada del entonces presidente Sarkozy, buscó ayudar a sus compatriotas apoyando al serio y culto representante de la izquierda política , ya que sus posibilidades para ser electa eran muy escasas. Esa patriótica forma de actuar de la clase política francesa es imposible de encontrar en los Estados Unidos, donde los partidos existentes nunca logran acuerdos sobre asuntos de interés nacional, cuando ello significa modificar un poco sus axiomas partidarios.
Al margen de esta realidad, las consecuencias políticas más trascendentales del triunfo de Obama no se percibirán hacia el interior de los Estados Unidos y de sus colonias más cercanas como México, ya que los diputados representantes de los republicanos seguirán siendo mayoría en el Congreso, además de que existe una buena parte de representantes demócratas que no aceptan la presencia de hispanos y de extranjeros procedentes de naciones pobres, mientras se mantienen los mismos criterios xenofóbicos y discriminatorios que existían desde la llegada de los primeros colonizadores anglosajones a los territorios norteamericanos.
Quizá los dos asuntos internos más importantes que pudieran cambiar moderadamente en el próximo mandato de Obama serían los concernientes a la ampliación de los servicios sociales prestados por el Estado a la clase media baja, como los servicios de salud, de seguridad social, de retiro, de becas para diversos institutos de enseñanza tecnológica de nivel medio, además de un moderado incremento de los impuestos para quienes perciben altos ingresos. Todo hace suponer que los viejos prejuicios sobre el aborto, el uso de anticonceptivos, los matrimonios entre homosexuales, la liberación en el uso de drogas de bajo precio y otros muchos asuntos derivados del ejercicio de los derechos individuales universales, dejarán de formar parte de las funciones del Estado, tal como sucede en las naciones que cuentan con un mayor nivel cultural.
Desafortunadamente, todos los temas de política exterior y de manera especial los geopolíticos y bélicos han quedado fuera del ámbito de decisión de los poderes políticos desde el año 2000, cuando se fundó el Departamento de Seguridad Nacional (NSD) para tomar todas las decisiones en materia bélica y de inteligencia. Por lo que los empresarios bélicos del Pentágono y sus socios paranoicos de la Inteligencia continuarán con sus jugosos negocios de ‘las guerras preventivas unilaterales’ sin que el Estado pueda controlarlos.
El comentario final es que después de estos procesos electorales, los Estados Unidos aún se ven lejos de una crisis final de su sistema actual de capitalismo financiero, mientras se ve más lejos aún de que se supere su poderío bélico, cuando éste no solo le permite explotar a sus colonias, sino que le genera cuantiosas utilidades a sus empresarios bélicos. Además de que China y Rusia, los únicos competidores potenciales en capacidad bélica en todo el mundo, ahora mismo sufren crisis políticas y económicas muy graves.
Lo único positivo de esta situación actual es que haciendo un repaso de la Historia, la mayoría de los grandes colapsos en los imperios han ocurrido justo cuando nadie ha detectado problemas visibles.
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