La ola de calor que aqueja al noroeste del Pacífico se conoce como un patrón de bloques omega. Esta curva omega es parte de un patrón de pronunciados meneos norte-sur hechos por la corriente de chorro conforme atraviesa al hemisferio norte. Es un fenómeno conocido como resonancia de ondas que se ha demostrado que cada vez es más favorecido por el calentamiento del Àrtico.
Al disminuir la diferencia de temperatura entre el polo frío y los subtrópicos cálidos, la corriente de chorro se ralentiza y se instala una configuración muy ondulada y estable. Lo que permite que los centros de alta presión, como el domo de calor actual queden bloqueados en su lugar sobre una región como la que ahora está sobre el noroeste del Pacífico.
Los modelos climáticos no tienen en cuenta ese factor crítico, incluido el domo de calor. Pero hay una forma de salir de esa pesadilla de extremos climáticos que empeoran cada día. Y es una transición a la energía limpia que puede estabilizar el clima, mejorar la salud humana, proporcionar empleos bien pagados, hacer crecer la economía y garantizar el futuro de las nuevas generaciones.
Este artículo fue escrito por Michael E. Mann, profesor de ciencias atmosféricas y director del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Pensilvania y por Susan Joy Hassol, directora de la organización sin fines de lucro Climate Communication.